Corazones, juguetes, mecheros y muchas flores para mantener vivos los recuerdos

La Verdad, M. DE LA VIEJA, 02-11-2011

Muchas familias, en especial las de etnia gitana, compiten en crear los más atractivos ornamentos florales sobre las lápidas de sus seres queridos. Algunos construyen auténticos tapices florales para expresar su amor por las personas fallecidas. Corazones, banderas y otros adornos son depositados con gran mimo, como mensajes cifrados aunque el recuerdo y la añoranza siguen vivos.

También en los enterramientos de niños hay quien pone juguete junto a las flores. Son tributos de padres sin consuelo. En otros casos dejan monedas, mecheros, barajas o incluso fotos resguardadas en bolsas y disimuladas entre los adornos que cubren los mármoles. En otros casos, hay familiares que graban en las lápidas objetos que pertenecieron a los difuntos, como el caso de una en la que hay dos pistolas, que deben presuponer una afición a las armas.

Otro apartado especial merecen los espacios dedicados en el cementerio a los enterramientos de las distintas congregaciones de clérigos y monjas, también a los miembros del cabildo catedralicio. Todos estaban ayer limpios, aunque con una extraña ausencia de flores. No obstante, muchas religiosas se afanaban en darle brillo.

Algunos panteones aparecían relucientes, aunque vacíos, sin muestra de haber sido visitados. Sus propietarios encargan a los floristas del cementerio o a alguna empresa su cuidado, pero se nota esa ausencia de calor humano, que en otros puntos se desborda, especialmente en las zonas donde hay enterramientos de etnia gitana.

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