Mitt Romney siguió avanzando esta noche como posible rival de Barack Obama durante el debate celebrado con el resto de aspirantes a la nominación republicana. El exgobernador de Massachusetts pudo zafarse de la presión del empresario Herman Cain, mientras que la recuperación del gobernador de Texas, Rick Perry, fue insuficiente para cerrar el paso a Romney. Este movimiento de los corredores fue el único resultado de interés del debate organizado por la CNN en Las Vegas, en el que apenas surgieron cuestiones nuevas. Aunque Romney no ha venido despertando especial entusiasmo, el público estuvo claramente con él, quizás por su relación con Utah (es mormón y fue el jefe de los Juegos Olímpicos de Salt Lake City), Estado vecino de Nevada, donde están Las Vegas.

El debate comenzó con Cain y su fórmula del 9-9-9 (impuesto plano del 9% en IRPF, sociedades e IVA) como protagonistas, pero esta cuestión no absorvió las dos horas, como había ocurrido en la cita de la semana pasada, prueba de que el momento del empresario puede estar pasando. Lo más notorio de la noche fueron los enganches que tuvieron Perry y Romney, que alcanzaron un punto de agresividad al disputarse la palabra. El exgobernador de Massachusetts hizo callar a Perry, ganando en el pulso, pero el gobernador de Texas logró con ello recuperar su imagen de contendiente.

Perry quiso sembrar la duda sobre la rotundidad de Romney en relación a la inmigración ilegal, al recordar que había tenido trabajadores sin papeles trabajando en una propiedad suya, asunto que ya salió en la anterior campaña, en la que Romney también fue candidato. Este respondió que los empleados los había contratado una empresa y que él no había tenido conocimiento del particular.

Pero ante el público, en esta cuestión de la inmigración, Romney le ganó el reto a Perry, al afearle que no desee poner una valla en toda la frontera con México y haya dado becas a universitarios hijos de inmigrantes ilegales. Michele Bachmann defendió no una valla, sino una valla doble.
Todos contra la propuesta de Cain

Todos los candidatos se opusieron a la propuesta de Cain sobre el 9% de impuestos, básicamente porque introduce una especie de IVA que ahora no existe y por considerar que castiga a la clase media. Quien dio el mayor golpe contra la fórmula fue Romney, al poner en evidencia que además de esa tasa federal sobre el consumo seguiría habiendo la que ya cargan los Estados.

La cuestión del mormonismo de Romney fue puesta sobre la mesa y todos los contrincantes se manifestaron de acuerdo en que la religión de cada cual no debe afectar en las primarias, pero le hecho de tener que pronunciarse deja claro que el asunto seguirá estando presente. En la velada participaron también el libertario Ron Paul así como Newt Gingrich y Rick Santorum. No participó el octavo aspirante, Jon Huntsman.