El esqueleto de hormigón que pertenece a la inacabada obra del tanatorio de Basurto que impulsaron Funespaña y el Ayuntamiento de Bilbao hace más de una década dejará a corto plazo de ser un problema para los vecinos de la zona. Los residentes en Olabeaga han denunciado en los últimos meses un aumento de la marginalidad en el entorno por la notable presencia de indigentes en el interior del edificio abandonado. El concejal de Urbanismo y Recursos Humanos, Ricardo Barkala, anunció ayer que el inmueble será tapiado tan pronto como se alcance un acuerdo con la empresa de pompas fúnebres.

El Consistorio bilbaíno quiere venderle a la compañía la participación del 20% del negocio que todavía conserva. A fin de facilitar el remate de los trabajos y «relanzar el proyecto», el Gobierno de Iñaki Azkuna ha accedido a iniciar los trámites para recalificar el solar, que pasará a ser un equipamiento privado, en lugar de público, como ahora está calificado en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Una decisión que pretende allanar el camino a Funespaña, una vez que la Administración local se reembolse el capital que puso en su día para fundar la empresa mixta propietaria de la parcela, que se ubica en el número 18 de la Cuesta de Olabeaga.

Críticas vecinales

Los vecinos, por su parte, continúan a la espera de que se produzca el tapiado de una edificación en ruina en la que han llegado a vivir en los últimos tiempos hasta una veintena de inmigrantes y personas sin techo. «Consideramos – advirtieron hace un mes – que el Ayuntamiento de Bilbao tiene una doble responsabilidad en este asunto. Por una parte, la de solucionar la situación de quienes precisan un lugar para dormir de manera digna; y, por otra, la de permitir el mantenimiento del esqueleto». La asociación Olabeaga Bizirik insiste ahora en que la problemática se debe solucionar «de manera inmediata».