Los 'lateros' trafican con cocaína y porros pegados a las latas de bebidas
Las Provincias, , 26-09-2011Perfectamente organizados, estructurados y siguiendo unas pautas de conducta aprendidas al pie de la letra y como lemacomún: minimizar el riesgo al máximo para obtener un botín diario lo más cuantioso posible.
Así ‘trabajan’ una veintena de pakistaníes divididos en tres grupos, que desde hace meses vienen operando en la plaza de la Virgen, calle Caballeros y plaza del Tossal. Han aumentado exponencialmente desde principios de verano, tomando el relevo a un puñado de africanos que controlan el trafico de drogas al menudeo en Velluters y que poco a poco, los que quedan en libertad, se van desplazando a otras zonas ante la presión policial que padecen en un territorio delimitado para cada uno y en el que cada cual tiene su esquina servida y cubierta.
Los aledaños del Mercado Central y plaza de Ciudad de Brujas son los enclaves escogidos en esta migración progresiva de trapicheros subsaharianos del viejo Barrio Chino de Valencia. ‘Los pakis’, como se conoce en el ambiente juvenil a los ‘lateros’ o vendedores ambulantes e ilegales de latas de refresco y cerveza, de origen pakistaní, se incorporan al negocio de la droga con fuerza, marcando su espacio e innovando en el modus operandi.
Latas de cerveza y refrescos con un precio que va de tres a 60 euros, dependiendo de la petición del comprador. El precio de los tres euros incluye un porro adherido con celo a la base de la lata. Los 60 ‘euracos’ de lata llevan pegado un ‘regalo’ más especial: cocaína para el comprador de mayor poder adquisitivo.
Los grupos delictivos, divididos en subgrupos de siete individuos, abordan principalmente a jóvenes extranjeros para evitar esencialmente ofrecer su mercancía a posibles policías de paisano. En muchos casos los abordan con el pretexto de regalarles invitaciones para discotecas y locales de ocio. En otros casos para ofrecerles latas de bebida. El siguiente paso es ofrecer la droga en sus diferentes variantes, coca, hachís o maría, y es entonces, una vez pactado el producto, cuando cada miembro del organigrama cumple su cometido.
El ‘latero’ se pone en contacto a través del móvil con el jefe de la escala de calle, que se mantiene en las inmediaciones manteniendo una cantidad justa de droga oculta en diferentes puntos entre los jardines de la calle Miguelete. Este sólo llevará encima el porro o gramo de coca demandado al ‘latero’ que, utilizando cinta adhesiva, lo pega a la base de la lata. Así es entregado al consumidor que supuestamente está comprando una lata de bebida. Eso sí, el ‘latero’ se la entrega previo pago del importe. Primero el dinero, después la lata.
Nuevamente el ‘latero’ se acerca a su jefe y este se hace cargo del dinero recaudado. En las inmediaciones cuatro individuos que ejercen de aguadores avisan si detectan presencia policial. Cada pocos pases, el aprovisionador del ‘latero’ se desplaza al viejo cauce del río, donde un séptimo compinche le espera para recaudar el dinero y llevarlo en bicicleta a su guarida. Ante cualquier intervención policial la cantidad de dinero incautada será mínima y la droga intervenida apenas pasará de unos gramos. Con los clientes habituales, las transacciones se acuerdan por teléfono.
Un cabecilla de esta red, U.S, pakistaní de 29 años, cayó detenido sobre la una de la madrugada del viernes por los goes de la Policía Loca. El operativo se montó tras observar los agentes varios pases y levantar las actas de incautación.
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