"Los efectos de la revolución islámica tardarán aún en llegar a la literatura"
El Día, , 26-09-2011Su vida ha estado ligada a la creación literaria marroquí desde hace más de tres décadas y media. Elegida mujer del año por la revista Citadines (1998), componente del jurado del Festival Internacional de Cine de Marrakech, homenajeada en varias ocasiones por el gobierno francés, fundadora de Editions Le Fennec, Layla B. Chaouni expuso sus experiencias en el Salón Internacional del Libro Africano que se clausuró ayer en el TEA Tenerife Espacio de las Artes de Santa Cruz.
¿Cuál es el problema más grave al que se enfrentan los autores de África?
El principal obstáculo que encuentran los escritores africanos es conseguir el contacto con los editores sin tener que pisar la metrópolis. La alianza de los editores para promocionar al menos dos obras por cada país y buscar una buena distribución es una alternativa que va a dotar de una mayor dimensión a la literatura africana.
¿Y desde el punto de vista de una editora?
En Marruecos los libros son caros y se mira con relativa esperanza la llegada de las nuevas tecnologías para ver si el libro electrónico consigue ganar lectores. Si en Europa las dificultades de los editores son enormes, en África esos problemas aumentan debido a la falta de oportunidades. La censura a los escritores marroquíes sigue siendo un problema. Es verdad que se están produciendo algunos cambios significativos, pero continúa habiendo cosas que son sagradas: la familia real es algo de lo que no se habla ni se escribe.
¿En qué punto se encuentra ese grado de libertad de expresión?
Los medios de comunicación son relativamente libres, pero los protagonistas de esta situación son los marroquíes que en estos instantes se encuentran en la diáspora. Ellos son los que están dando la cara por los que viven en Marruecos. Siempre es más complicado ser sincero o enfrentarte a un problema desde dentro.
¿Cree que los cambios sociales y políticos que se están dando en el mundo árabe afectarán a los procesos de creación literaria?
La escritura es un proceso creativo totalmente diferente al cine documental o comercial y, por lo tanto, los efectos de la revolución islámica tardarán aún en llegar a la literatura. En estos momentos no hay una actitud pasiva, sino que la gente tiene conciencia de los cambios que se están produciendo y se percibe algo de libertad de expresión. Lógicamente, todo eso debe condicionar los nuevos procesos de creación literaria.
¿Qué papel debe tener la mujer en la nueva poética y narrativa marroquí?
En estos momentos ha cambiado el objeto de sus historias. Las escritoras marroquíes de hoy son más reivindicativas sobre los derechos de las mujeres y se han sabido apartar de las novelas de ficción. En realidad, es una autoficción en la que sobresalen las vivencias personales de estas autoras.
¿No cree que la literatura que se hace desde Marruecos ha estado en los últimos años alejada de los círculos más comerciales? ¿Esa distancia se puede salvar?
La globalización y, sobre todo, las nuevas tecnologías no posibilitan ese aislamiento que en ocasiones se transmite desde Marruecos. La población marroquí, al igual que en la gran mayoría de los países, vive pendiente de la red y conoce la realidad mundial. El Marruecos de 2011 está en línea con Europa y con las principales naciones del primer mundo. En los últimos años se organizó una campaña nacional de alfabetización para adultos y lo más importante fue que la mayoría de las personas que se beneficiaron de ella eran mujeres; mujeres que después van a enseñar a sus hijos y que no se van a sentir relegadas por los conocimientos que irán adquiriendo en las escuelas sus pequeños. El hecho de que en el Parlamento exista una ley de paridad posibilita que cada vez haya más mujeres tomando decisiones.
¿A pesar de las conquistas que han sumado ya las mujeres de su país, hay temor por una posible involución hacia el islamismo?
Está claro que hay dos partes conviviendo en un solo territorio. Por un lado está el grupo más progresivo y en el otro extremo aparece el sector más regresivo. La implicación de la mujer en la vida más pública es un elemento decisivo a la hora de afrontar estos periodos de cambios. Los posicionamientos más radicales siguen estando ahí, pero la gran diferencia es que antes no había nada para confrontarlos.
Antes habló del valor estratégico que tienen sus compatriotas que se encuentran en la diáspora. A su juicio, ¿qué papel deben jugar estas personas en los próximos años?
El inmigrante marroquí ha pasado de ser visto simplemente como una fuente de divisas que enriquecía al país a ser tratado como un valor de transmisión cultural. El ministerio de Inmigración se ha preocupado en los últimos años en favorecer una política de retorno para que los marroquíes se puedan beneficiar de los conocimientos que han adquirido los que han vivido en la diáspora.
¿Quedan muchos prejuicios por salvar en relación a los libros que se hacen desde África?
Existen y aún son muchísimos. Yo, por ejemplo, encuentro dificultades en Francia para distribuir mis libros. ¿Por qué ocurre esto? A los franceses les gusta descubrir a un autor, no que se lo traigan de fuera. Los editores ponen muchas barreras cuando no son ellos los que han promocionado un libro. Entonces no tienes más remedio que vender los derechos de tus libros para que ellos se hagan cargo del proceso de distribución. Los editores que trabajamos desde África nos sentimos muchas veces como subeditores de editoriales que operan desde grandes países. Ocurre algo similar con el cine que se hace en el continente africano. Es “cool” tener en un buen catálogo bibliográfico a un autor magrebí, pero lo que el lector no sabe es lo mucho que cuesta incluir a ese escritor en esa lista.
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