DSK: la disyuntiva

La Verdad, PEDRO VILLALAR, 25-08-2011

DSK ha conseguido la plena libertad sin cargos después de un mal trago de tres meses que nadie desearía ni a su peor enemigo. Sus antecedentes de conquistador irredento – hay un abismo entre un mujeriego y un violador – no le ayudaron a que prevaleciera su versión de los hechos sobre la de una inmigrante camarera de hotel que, supuestamente, había sido víctima de la brutalidad del entonces director gerente del FMI.

La Justicia norteamericana queda en muy mal lugar, pero no es suficiente con hacer este balance para zanjar el caso. En un país civilizado, no es posible que un ciudadano honrado se vea sometido a un proceso tan descabellado. Si hoy no hay pruebas fiables de la implicación de DSK en un hecho delictivo, tampoco las habría inmediatamente después de su detención.

En otras palabras, no es posible que ambas partes puedan salir ilesas del escándalo: o DSK es un violador, o su presunta víctima es una falsaria que ha intentado conseguir notoriedad y dinero acusando en vano de un delito a un encumbrado ciudadano. La libertad de DSK sólo puede entenderse si incluye la inculpación de Nafissatou Diallo, y viceversa.

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