Decenas de activistas por los derechos de la mujer se manifestaron ayer ante el Tribunal Penal de Nueva York para protestar por la decisión del fiscal Cyrus Vance.

A Wenn Goodwin la violaron cuando tenía 16 años y el único médico al que se lo contó le dijo que probablemente había sido culpa de ella. «Yo era virgen y decidí no denunciarlo porque pensé que probablemente nadie me iba a creer», dijo.

Casi cuarenta años después de pasar por esta traumática experiencia, esta mujer que ahora ronda la cincuentena, lucha «para que las víctimas de violación no sean silenciadas ni por los policías, por la ley, ni por los políticos sin escrúpulos».

Como Goodwin, una veintena de activistas se reunieron a las puertas del Tribunal Penal de Justicia de Nueva York para protestar por la decisión del fiscal general del distrito de retirar los cargos por violación imputados al antiguo director del FMI, Dominique Strauss – Kahn.

Al grito de violador y fascista, la mayoría de los que se unieron a esta manifestación son mujeres afroamericanas para quienes la decisión del fiscal no solo supone una afrenta a su género, sino también a su raza.

«Este ha sido el juicio de David contra Goliat o, mejor dicho, de una mujer africana, emigrante y pobre contra un hombre rico, blanco y poderoso», aseguró Jadigih Hha, de la asociación Nuevas Panteras Negras y quien, como el abogado del caso, Kenneth P. Thompson, cree que la resolución hubiese sido diferente si la víctima no hubiese sido emigrante.