"Los inmigrantes no son culpables. Ni nos van a agredir, ni son una amenaza"

El Día, O. GONZÁLEZ, Tenerife, 22-08-2011

Con la prudencia lógica de llevar poco menos de un mes en el cargo, el viceconsejero regional de Políticas Sociales e Inmigración, Melchor Núñez (Adeje, 1951), mide con precisión el alcance de sus palabras, sabedor de que está en el punto de mira por unas declaraciones del presidente de su partido, el CCN, sobre la llegada de inmigrantes a Canarias. En este sentido, asegura haberse sentido ofendido con las acusaciones de xenofobia vertidas contra él y su formación política y avanza que su departamento centrará gran parte del esfuerzo en resolver la integración y el empleo de los inmigrantes establecidos en las Islas.

¿Cuáles van a ser los principales objetivos de su departamento?

Hay unos grandes objetivos marcados por el pacto de gobierno – Coalición Canaria – Partido Nacionalista Canario – CCN y PSOE – y por el propio discurso de investidura del presidente regional, Paulino Rivero. En septiembre entraremos en una programación más detallada.

Pero, ¿cuáles van a ser las principales propuestas de su departamento?

Entre los principales objetivos debe estar el desplegar el mayor esfuerzo posible para agilizar el desarrollo de la Ley de Dependencia en Canarias. Continuar el esfuerzo que ya se está haciendo, pero, al mismo tiempo, dándole más agilidad. Hay situaciones que están dificultando ese desarrollo, por tanto hay que cambiar normas, flexibilizarlas… También es necesario seguir mejorando las relaciones institucionales. Es fundamental para acometer con unas mínimas garantías de éxito las políticas sociales el mejorar y estrechar al máximo la relación con los ayuntamientos, los cabildos y con otras administraciones – Consejería de Sanidad y Ministerio de Justicia – . Además, será un gran objetivo crear una nueva ley de Servicios Sociales. La anterior, del año 1987, ha cumplido su cometido, y ahora resulta necesario modernizar toda esa legislación. Es necesario que los servicios sociales se anticipen a los problemas, más que ir detrás de ellos.

¿Cree que se ha hecho mucha demagogia con la Ley de Dependencia?

Sí. Se está ignorando que en Canarias había, antes de la entrada en vigor de la Ley de Dependencia, todo un sistema de dependencia propio muy desarrollado, buena parte del cual lo acometían los cabildos. La ley estatal ignora, en buena medida, esta situación…

Dada la situación económica, ¿cobran importancia ahora más que nunca las políticas sociales?

Por supuesto. Las políticas sociales son el cuarto pilar del estado del bienestar y deben ser un pilar fundamental de la acción de este gobierno. Estoy convencido de que en Canarias va a ser así. El esfuerzo que se va a seguir poniendo por el desarrollo de los objetivos comentados va a ser el mayor posible.

Cabildos y ayuntamientos han amenazado con devolver competencias. ¿Le preocupa al Gobierno que se pueda producir ese escenario?

Por supuesto. Muchas de las políticas que nosotros hacemos quienes las ejecutan son los ayuntamientos. Son los que más en contacto están con los usuarios, sobre todo en materia de pobreza y exclusión social. También con la población extranjera. Son una pieza clave, por tanto nos preocupa mucho que estén desbordados. Por eso vamos a dedicarle el mayor esfuerzo posible a esa relación interinstitucional.

En las últimas elecciones se limitó el voto a cabildos y ayuntamientos a los emigrantes en el exterior. ¿Han dejado de ser útiles para los gobiernos?

No, porque las políticas de inmigración eran diversas. Atender a los emigrantes canarios en el exterior no compete a esta Consejería. Nuestra competencia son las políticas de inmigración, y esas están cambiando. Ya no estamos en 2006 o 2007, donde había un flujo de inmigrantes a Canarias impresionante, sino que esto ha cambiado, tanto por la crisis, como porque se han mejorado los controles. Ahora tenemos un problema de integración y de acceso al empleo de las personas inmigrantes que están establecidas en Canarias. Aquí es donde vamos a tener que emplearnos a fondo.

Precisamente, su nombramiento dio mucho que hablar al pertenecer al CCN, un partido que definió como “invasión” la llegada de pateras a Canarias en 2007. ¿Considera que aquel fenómeno fue tal?

No. Creo que se puede acertar más o menos en las palabras que se empleen, pero no se debe dudar cuál era la intención del presidente del CCN, Ignacio González, del CCN y de mí mismo en relación con esto: la de la más absoluta sensibilidad humanitaria. Estas personas no son culpables de nada, no nos van a agredir, no son una amenaza. El problema estaba en los controles y en las políticas del Estado y de la Unión Europea (UE) para regularizar ese fenómeno. Todo esto se suscitó a partir de un comentario que, con muy mala fe, hizo alguna persona. Quiso simplificarlo y calificarlo de xenófobo. Esa acusación no solo es una ruindad, sino que para cualquiera que me conozca es una tontería.

Se ha sentido en el punto de mira…

Sí, me sentí ofendido con aquella imputación.

¿Se puede defender que la inmigración para Canarias ha sido un fenómeno negativo cuando Canarias ha sido siempre una tierra de emigrantes?

Lo que es negativo es el descontrol y la desregularización, porque, además, tenía unas consecuencias en pérdida de vidas humanas evidentes. En todos los demás aspectos que la gente se mueva en el mundo es algo perfectamente natural. Ha pasado siempre, y va a seguir pasando. Además, es una fuente de riqueza y de creatividad. Claro que eso tiene que estar acorde con la situación económica. Si la situación actual no genera más empleo, es un fenómeno que hay que intentar regular.

¿Considera que España y Canarias han aprovechado el valor humano de los que han llegado de fuera?

Seguramente no. Hay muchas energías y muchas capacidades desaprovechadas. Se ha podido sacar mucha más rentabilidad a esas capacidades y energías de esas personas que vienen con tantas ganas de salir adelante.

¿Cómo se afrontará el año 2012 con tantos recortes anunciados?

En políticas sociales vamos a trabajar por mantener nuestro nivel presupuestario. Hay cosas que no se pueden tocar. En otras estaremos abiertos a los recortes que, inevitablemente, marquen las directrices del Gobierno.

Usted, que es la cuota del CCN en el Gobierno de Canarias, ¿se siente más vigilado por ello?

No. Ni siquiera hablaría de cuotas. Esto es un gobierno. No hay un gobierno subdividido en subgobiernos. Somos parte de ese gobierno y del pacto nacionalista. Esta Consejería es en la que ese pacto tiene una forma más acabada pues en ella están CC, PNC y CCN. Me encuentro muy cómodo aquí, y creo que vamos a funcionar muy bien. Que nadie vea que aquí hay un pacto mal hilvanado en el que estamos disputándonos unos espacios. Estamos en un acuerdo muy armonioso que va a funcionar muy bien.

Le decía lo de vigilado porque el CCN, con poquito, está haciendo mucho ruido y, a veces, eso no gusta al socio mayoritario, CC…

(Risas). Sí. Creo que las tormentas de ideas y el ruido, en política y dentro de un orden, son buenas porque generan ideas. Entiendo que algunas puedan producir incomodidad, pero hay un momento para la tormenta de ideas y otro para tomar decisiones. Esto último hay que hacerlo en la mesa de seguimiento del pacto nacionalista. Antes, todo el ruido que sea necesario, pero lo importante es que se sepa cerrar filas cuando llegue el momento de tomar decisiones en torno a unos mismos objetivos. Estoy seguro de que eso es lo que va a ocurrir, y más en vísperas de unas elecciones generales. Confío en que los nacionalistas tengamos una única voz, incluyendo a Nueva Canarias, y trabajar de una forma conjuntada. Es imprescindible, porque ni el PP ni el PSOE, por sí mismos, se van a ocupar suficientemente de Canarias. Es muy conveniente que haya una presencia nacionalista canaria fuerte en las Cortes, y eso exige una presencia fuerte del nacionalismo.

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