«Muchos inmigrantes han vuelto a sus países al no encontrar trabajo»

Las Provincias, J. SENDRA | VALENCIA., 21-08-2011

«Hay dos tipos de inmigrantes : los que llegaron hace tiempo y los que arribaron en los últimos ocho años. Los que vinieron hace unos pocos años son los que han tenido que regresar a sus países», aseguró Luis Panchi, dueño de uno de los locutorios del barrio de Ruzafa, uno de los barrios más multicultural de la ciudad.

Todos lo han intentado, pero no todos han tenido suerte y se han sumado a la lista de los que han tenido que tirar la toalla. Tal y como afirma Panchi, «conozco gente que ha estado años buscando un trabajo y no lo ha encontrado. Muchos se han ido porque deben dinero de la hipoteca, de sus casas o de los negocios, o porque no hay trabajo».

El dueño del locutorio no se planteó regresar a su país porque «tengo mi negocio pagado y puedo sobrevivir. Otros han regresado porque no tienen dinero para vivir, ni para mandar a sus familias».

Los exitosos negocios de kebab también se han visto afectados por el retroceso económico. Muhammed Arif, dependiente de uno de ellos, decidió venir a Valencia porque aquí tenía amigos que podían ayudarle a buscar trabajo. «Estuve en Tarragona, Vitoria y País Vasco. Tuve que cerrar una pizzería porque no iba bien, y hace dos meses vine a Valencia», declaró Arif.

Algunos, como Arif, tienen la suerte de contar con amigos y conocidos que les ofrecen trabajo, aunque, tal como asegura el dependiente de kebab, «la crisis está afectando mucho porque ahora cobro un 42% menos, pero no me planteo regresar a mi país porque Paquistán siempre está en crisis».

Para Víctor Orellana, dependiente de otro locutorio del barrio, «ha sido un poco fuerte porque antes había mucho trabajo, pero ya no. Además, al regresar los inmigrantes a sus países, la venta de llamadas ha caído en picado. Antes había más inmigrantes llamando, siempre estaba lleno. También había más locutorios que han cerrado».

En el barrio de Ruzafa, las ventas han llegado a caer hasta un 40% y muchos de los comercios han tenido que renovar su mercadería. Por ejemplo, Orellana aseguró que «antes con el locutorio era suficiente, pero ahora he tenido que meter mercadería. La gente nos pedía cosas que no teníamos, y decidimos empezar a venderlas para sacar un poco más de dinero».

Lo cierto es que los inmigrantes que han decidido quedarse en la ciudad cuentan con una característica en común: todos ellos esperan que la situación cambie y confían en que vendrán tiempos mejores.

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