Un indigente arroja a otro desde el tanatorio de Basurto al pelear por un sitio para dormir
El Correo, , 18-08-2011Una pelea entre indigentes por un sitio para dormir destapó ayer de nuevo la miseria en la que viven decenas de ‘sin techo’ que se refugian en el tanatorio inacabado de Basurto. Un hombre de 32 años, originario de la República del Chad, empujó a otro, camerunés de la misma edad, desde el primer piso de la estructura de hormigón, a unos cinco metros y medio de altura, tras discutir de madrugada por una improvisada cama. La víctima cayó al suelo y sufrió heridas graves en una pierna, de las que le tuvieron que intervenir en el cercano hospital de Basurto.
«Estaba durmiendo y escuché unos gritos», explicaba ayer José, uno de los pocos ‘sin techo’ de origen español que frecuentan el viejo inmueble mientras se preparaba un bocadillo con una lata de bonito a las cuatro de la tarde. Las mismas voces se oyeron en la Unidad de Urgencias de Basurto desde donde avisaron al 112, que movilizó a la Ertzaintza.
Cuando una patrulla de la Policía autonómica llegó al lugar se encontró a un hombre en el suelo, en plena Cuesta de Olabeaga, que se quejaba de fuertes dolores en un brazo, en la cadera y en la pierna izquierda. Eran las dos y media de la madrugada, indicó el Departamento de Interior en una nota de prensa. Según explicó un testigo de origen camerunés, los dos vagabundos habían discutido y empezaron a pelear, momento en que uno de ellos arrojó a otro al vacío. Una ambulancia trasladó al herido hasta Basurto, donde fue sometido a una operación de urgencia.
El supuesto agresor, que puede ser acusado de intento de homicidio, fue detenido por los agentes en el lugar y trasladado a dependencias policiales. A la Ertzaintza no le consta que esta persona tenga antecedentes policiales.
El tanatorio, cuyas obras se abandonaron hace trece años, se ha convertido en el ruinoso hogar de decenas de indigentes, en su mayoría de origen extranjero. Se cuelan por los agujeros abiertos en las vallas, que hace tiempo dejaron de cumplir su función. Duermen sobre colchones mugrientos entre montones de basura y heces, lavan y cuelgan sus ropas en tenderetes y se preparan guisos en precarias barbacoas. La mayoría ocupa la primera planta, aunque también hay otros ubicados en la segunda y tercera planta, a la que acceden a través de empinadas rampas de cemento, y donde se han construido con maderas pequeñas habitaciones. «Más de uno se ha caído cuando viene un poco piripi», afirmaba uno de los vagabundos. Sofás y hasta una bicicleta estática completan el viejo mobiliario, recogido de la basura.
Conviven con gatos callejeros y otros animales. Un foco de insalubridad e inseguridad que los vecinos han denunciado en reiteradas ocasiones ante el Ayuntamiento bilbaíno. Se quejan de los continuos incidentes protagonizados por los indigentes: «incendios, cuchilladas, peleas…» A finales del pasado mes de mayo un hombre de 37 años y nacionalidad española apareció muerto en uno de los rincones de la estructura de cemento. Según la autopsia, la muerte se debió a causas naturales o fue de origen tóxico, ya que el hombre consumía drogas y sufría alguna enfermedad crónica.
«¡Me robaron la cama!»
Los indigentes, algunos inmigrantes sin papeles, que prefieren dormir a la intemperie antes que en una de las 140 plazas de los albergues oficiales de Bilbao, tienen miedo a que la Policía les expulse. «Estamos pasando el rato, no dormimos aquí, ni tampoco estábamos anoche», se excusaban ayer cuatro africanos de distintas edades que se encontraban en la primera planta. En la segunda, José era el único que admitía que había escuchado gritos y que conocía de vista a los protagonistas del suceso. Las disputas por un hueco para dormir son habituales entre ellos. «Ayer cuando vine, ¡me habían robado la cama!», lamentaba el hombre, sobre el pesa una orden de alejamiento, motivo por el que está fuera de casa. «También ha desaparecido la escoba» con la que amontonaba los desechos.
El tanatorio de Basurto y el puente de Rekalde se han convertido en alternativas a los albergues donde pernoctar al raso para los ‘sin techo’ que se buscan la vida en Bilbao.
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