El director adjunto de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores de la Unión Europea (Frontex), Gil Arias Fernández, advirtió ayer de que la llegada de inmigrantes a las costas españolas ha aumentado un 77% en lo que va de 2011 respecto al mismo periodo del año anterior, y achacó esta tendencia al efecto de las revueltas árabes.
El responsable de Frontex recalcó que este incremento «no es preocupante», pues los datos son significativos sólo a nivel porcentual y no en términos absolutos, ya que hasta el pasado mes de julio llegaron 2.600 ilegales frente a los 1.500 que lo hicieron en los primeros seis meses de 2010. «Aún cuando continuase la misma tendencia, e incluso con un ligero incremento durante el verano, calculo que se pueden duplicar las cifras que tenemos actualmente, hasta alcanzar las 4.000 ó 5.000 personas, pero no más», dijo Arias en una entrevista concedida a la agencia Efe.
«Son pateras procedentes principalmente de Argelia y Marruecos, aunque las costas españolas se están viendo afectadas también por el conflicto libio. Hasta que no se termine la guerra en Libia seguirá habiendo flujos de inmigración ilegal en el Mediterráneo central y en menor medida, pero también se dejará notar, en España», añadió el dirigente de Frontex.
La situación en el norte de África, dijo, «podría llegar a ser preocupante» si los disturbios se extendieran al resto de la zona. «Sabemos por experiencia que en los países que afrontan situaciones de revueltas y guerras el control de las fronteras no es una prioridad, con lo que los traficantes se mueven con absoluta libertad». No obstante, continuó Gil Arias, «todo parece indicar que el régimen marroquí está manteniendo un cierto control sobre la situación. El monarca ha hecho algunas concesiones y, en principio, no parece que vayan a producirse brotes de violencia parecidos».
El aumento de las llegadas de inmigrantes ha sido un fenómeno uniforme en los países de la Unión Europea. Los datos de Frontex revelan que este año alrededor de 75.000 personas han cruzado las fronteras europeas, frente a las 41.000 de los primeros seis meses de 2010.
En este sentido, la situación de España es relativamente buena. Sólo el 5% de la inmigración irregular de la UE entra por nuestras fronteras. Por lo tanto, argumenta Arias, se trata de datos mucho mejores de los que se han registrado en años pasados, «como en 2005 y 2006, cuando España estaba en primer lugar, en el top. Comparando los tres países receptores por excelencia de inmigración irregular Grecia, Italia y España, España es, hoy por hoy, la que está mejor».