Anglada echa a una edil por prometerse a un subsahariano
La concejal de Salt renuncia al cargo a petición del partido, que alega que no cuestiona su raza sino su situación legal
El Mundo, , 12-08-2011Amores interraciales bien aderezados con política ultraderechista en el polvorín de Salt (Gerona), una de las ciudades con más inmigrantes de Cataluña. El culebrón está servido desde que la número tres de Plataforma per Catalunya (PxC) en Salt, Juana Dolores Martínez, renunciara a la concejalía alegando la presión que ha sufrido desde la dirección de su partido para presentar su dimisión. Cuenta Juana Dolores que todo se desencadenó cuando se enteraron de que mantenía una relación estable con un ciudadano de origen subsahariano y pretendía casarse con él.
Desde la dirección del partido niegan estos motivos y apuntan, como justificación de su postura, que el problema radica en las dudas que genera la posible situación de ilegalidad en nuestro país de la pareja de Martínez. Así las cosas, la concejal no ha querido enseñarles la documentación que acredite que su novio está en situación regular en España, explican fuentes de Plataforma per Catalunya. En esta tesitura, a dirección considera ilógico e incoherente que un partido que ha hecho bandera de la lucha contra la presencia de personas en situación ilegal en el país pueda tener a una representante en esta «supuesta» circunstancia.
De hecho, el cabeza de lista de Plataforma per Catalunya y concejal del Ayuntamiento de Salt, Carles Bonet, aseguró ayer a EL MUNDO que la postura de la formación, que ha sido denunciada repetidamente por actitudes xenófobas, no guarda ninguna relación con el color o la raza de la pareja de la edil Martínez. Y a sus circunstancias personales se remite: Bonet se declara abiertamente homosexual y su pareja, aunque muy integrada en la comunidad de Salt desde hace 12 años, es un hombre «mulato» originario de la República Dominicana.
Bonet recalca que antes de acceder a liderar esta formación en Salt ya advirtió a los máximos representantes de la formación de su condición sexual y de la procedencia de su pareja, a lo que nunca opusieron reparo.
En las últimas elecciones municipales, Plataforma per Catalunya dio la gran sorpresa y entró con fuerza en el Ayuntamiento de Salt, donde no había tenido representación hasta ese momento. No contó con ningún apoyo y el resto de formaciones municipales criticaron a un partido que, para su disgusto, había conseguido entrar en el Consistorio.
Juana Dolores Martínez, que tomó posesión del cargo el pasado mes de junio, movió ficha para desvincularse del partido el viernes 5 de agosto, cuando presentó su renuncia en el Ayuntamiento. En el próximo Pleno de septiembre ya no será concejal. Está previsto que la sustituya el que ocupaba el número cuatro en las listas, Sergi Fabri Llavero.
Desde la dirección del partido se han rechazado enérgicamente las denuncias de racismo que implícitamente conllevan las explicaciones de la ya ex concejal, que mantiene que sólo la instaron a abandonar el cargo cuando ella preguntó si existía algún inconveniente ante su futuro enlace matrimonial con un ciudadano subsahariano.
De hecho, aseguran que cuando Martínez entró a formar parte de la candidatura de Plataforma per Catalunya (PxC) en Salt nadie tenía conocimiento de esta relación, y que ésta seguía sin conocerse cuando salió elegida, hace escasos meses. La sorpresa saltó en el seno de la formación ultraderechista que preside Josep Anglada cuando la entonces número tres en Salt preguntó acerca de la conveniencia de su matrimonio. «No tiene importancia la raza ni el color de su pareja», insisten desde el partido, «pero sí su estado legal o no en el país».
Al parecer, Martínez habría informado a la dirección del partido de los estudios que había cursado su pareja en su país de origen, pero a su vez éste les habría dado otra versión muy diferente sobre su formación académica. Hechos como éste pusieron sobre aviso a la formación política, que instó a la concejal a acreditar la situación regular de su novio en España, lo que habría dado luz verde a su compromiso sin afectar a su carrera política. Sin embargo, el tema se acabó de torcer cuando Martínez no quiso enseñar ninguna documentación que demostrara la legalidad de la estancia de su pareja en el país. Esto no gustó a la formación política y la situación, al parecer, provocó que un sector de los militantes, del colectivo que dirige la también concejal María Osuna, reclamaran la dimisión de Martínez, que finalmente cedió a las presiones y renunció a su cargo recién estrenado.
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