Revuelta social | el testimonio

Entre la falta de disciplina y el racismo institucional

El Periodico, SUSANA Bort RESIDENTE EN LONDRES DESDE 1998, 10-08-2011

Miles de jóvenes se han lanzado de lleno al saqueo en Londres y otras ciudades británicas. Algunos de ellos no han cumplido todavía los 10 años de edad, son niños. Tottenham, cerca de donde he vivido durante años y donde se inició el conflicto, es uno de los barrios más desfavorecidos de la capital, con tensiones raciales y un alto índice de desempleo que se traduce en conflictividad social.

Dos adolescentes explicaban a la BBC sus objetivos ayer: «Queremos demostrar a la policía de lo que somos capaces, atacamos los negocios locales porque son ricos». En realidad, lejos de ser ricos, muchos de los afectados son pequeños comerciantes de barrios modestos. Muchos inmigrantes, otros ingleses.

Como posibles causas está la pura avaricia consumista, problemas socioeconómicos, falta de responsabilidad paterna y de disciplina con los jóvenes, una cultura de derechos sin obligaciones, pocas perspectivas de futuro, o racismo institucional. Las razones son seguramente una combinación en mayor o menor medida de todos estos factores.

La capital británica es una sociedad multiétnica. En mi opinión, tanto la diversidad como el respeto a lo diferente es hoy en día una de sus características principales. Mucha gente considera, sin embargo, que el racismo sigue latente bajo la superficie de lo políticamente correcto. Representantes de diversas minorías han acusado en ocasiones a la policía de discriminación.

Londres es también una ciudad de grandes contrastes. Los muy generosos ingresos de muchos de los profesionales que trabajan en el distrito financiero contrastan con los ingresos de supervivencia de muchos. Elegantes mansiones y lujosos pisos cohabitan con bolsas de pobreza a veces a solo unas calles de distancia. El sistema de ayudas sociales ha permitido a familias enteras vivir del Gobierno durante décadas y ha creado guetos.

En este contexto ha proliferado la cultura de las gangs, violentas bandas de jóvenes que se dedican a actividades delictivas y luchan entre ellas por el control de determinados territorios. Muchos menores afirman no sentirse seguros. Ahora la violencia se ha desbordado hasta niveles inimaginables hace unos días. Los ciudadanos reclaman drásticas medidas para atajarla inmediatamente. Casi nadie la justifica, pero muchas voces piden que una vez controlada se lleve a cabo una profunda reflexión para analizar las raíces de este alarmante fenómeno.

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