Con su radical plusmarca de 76 muertos, Anders Breivik ha inspirado un sinfín de condenas por todo el mundo, renovados miedos y otra vuelta al viejo debate —estéril en virtud de internet— sobre la conveniencia de no propagar las justificadoras disquisiciones de asesinos. Aunque dentro de todo este fenómeno de opinión pública globalizada tampoco faltan voces que intentan justificar de alguna forma lo ocurrido el pasado viernes en Noruega:

Mario Borghezio. El eurodiputado de la Liga Norte ha declarado que ciertas ideas del asesino noruego son «buenas» y algunas incluso «óptimas». A su juicio, «por culpa de la invasión de inmigrantes, estas ideas han acabado en violencia». Pese a pedir posteriores disculpas, las palabras del político italiano han merecido una pesquisa por parte de la Fiscalía de Milán.

Jacques Coutela. El político francés de Frente Nacional, en una entrada en su blog de la que después ha renegado, ha llegado a calificar a Anders Breivik como un «resistente» con dimensiones históricas, «icono» y «principal defensor de Occidente. El Frente Nacional ha decidido suspender a su candidato y someterle a un comité disciplinario.

Glenn Beck. El «showman adorado por el Tea Party en Estados Unidos ha comentado que el campamento de los laboristas noruegos en la isla de Utoya le sonaba de forma preocupante a un montaje propio de las Juventudes Hitlerianas. Según el ex presentador de la cadena Fox News, el islam está «acogotando» a Europa y el multiculturalismo, es la puntilla.

Stephen Lennon. El líder de la Liga de Defensa Inglesa, grupo con el que Breivik habría mantenido contactos recientes, ha indicado que la matanza es un indicio de la creciente indignación en Europa con los inmigrantes musulmanes. En su opinión, toda esta furia acumulada es una especie de «bomba de relojería» que necesita una válvula de escape democrática.

Iulian Urban. El senador rumano del gobernante Partido Liberal Democrático ha atribuido la carnicería en Noruega al «multiculturalismo impuesto» por los líderes actuales de la Unión Europea. En su opinión, «resulta sorprendente que un solo europeo haya apretado el gatillo contra la indiferencia e hipocresía de la clase política europea ante la islamización y la inmigración ilegal.