Breivik declara al juez que actuó con la complicidad de dos células

Entrevista a Siv Jensen, líder del partido en el que militó: «No cambiaremos nuestra política de control de la inmigración»

El Mundo, , 26-07-2011

En su «batalla contra el multiculturalismo», Anders Breivik propugnaba la guerrilla para ganar efecto. «Puede ser el momento de experimentar con otras células», decía, «para demostrar a la gente que el poder es vulnerable». El autor de los ataques de Noruega declaró ayer que actuó junto a dos organizaciones terroristas, lo que contradice la versión que dio tras su detención. La investigación continúa mientras se sigue recordando a las víctimas. Unas 100.000 personas marcharon por Oslo en señal de luto. Entre ellas, Siv Jensen, la líder del Partido del Progreso, al que el detenido perteneció. En una entrevista con EL MUNDO, dice: «No cambiaremos nuestra política de control de la inmigración».

En su comparecencia en la corte, Breivik volvió a reconocer la autoría de los atentados, sólo que en esta ocasión admitió que había recibido ayuda de otras dos células extremistas, según relató después el magistrado Kim Heger. «Tras sus declaraciones, la policía investiga la participación de dos organizaciones en los atentados», dijo.

Los enlaces de Breivik podrían estar en el extranjero, donde el detenido compró gran parte de los materiales químicos necesarios para crear la bomba. La policía de Polonia está investigando el suministro de determinados productos, como el prolipropileno, que adquirió a varias cadenas de suministro de China y Polonia. Por la mañana, otro hombre fue investigado en la ciudad de Breslau, en Polonia, por su supuesto vínculo con Breivik, aunque no fue arrestado.

Las compras de estas sustancias se repitieron entre los meses de diciembre y marzo, cuando Breivik acabó su «fase de búsqueda de explosivos», según relata en su diario. Fue entonces cuando comenzó a contactar con algunos suministradores de productos químicos de varios países. En un momento se mostró preocupado porque no sabía hasta qué punto la nicotina pura era considerada como una sustancia ilegal: «En el peor escenario, un agente de aduanas abrirá el paquete, se echará unas gotas en la piel y morirá. Y tendré a un equipo entero de los Swat en mi puerta al día siguiente», dijo.

No fue así, pero podría haber ocurrido. Porque las compras de Breivik en realidad sí fueron registradas por los servicios secretos de Noruega, sólo que no levantaron sospechas al estar facturadas a nombre de su empresa, especializada en productos biológicos. «En marzo recibimos una lista de 50 o 60 nombres y el suyo figuraba en ella porque había comprado en una empresa polaca que estábamos vigilando», dijo ayer Janne Kristiansen, directora de la Agencia de Seguridad de Policía.

Unas horas más tarde las fuerzas de seguridad de Noruega reconocían que la cifra oficial de fallecidos había bajado a 76, frente a los 93 que se dijeron en la víspera. En total, en Utoya murieron 68 personas, la mayoría de ellos adolescentes, mientras que en el centro de Oslo los fallecidos ascienden a ocho. Aun así, la policía repitió que algunos heridos continúan graves, por lo que la cifra podría variar en las próximas horas.

El juez ha decretado dos meses de prisión prorrogables, hasta que tenga lugar el juicio. A petición de la policía, Heger ha autorizado mantener al preso incomunicado y totalmente aislado durante cuatro semanas, en las que no podrá recibir ninguna llamada telefónica y sólo tendrá contacto con su abogado para que «el acusado no influya de ninguna manera en el curso de las investigaciones», según declaró el magistrado.

Se enfrenta a cargos de «actos de terrorismo» por «destruir el orden social y del Gobierno» y poner en serio peligro a la población noruega. Es la primera vez que en este país la Fiscalía acusa a alguien de este delito, el más grave que establece el código penal desde que se reforzó en 2001, tras el 11-S.

Breivik entró en la corte de Justicia de la capital en un todoterreno blindado en el que viajaban, al menos, otros tres policías. Apareció vestido de calle, pese a que él había pedido acudir con el uniforme militar de los Caballeros Justicieros que aparece en su Manifiesto y que guardaba en casa, según el diario noruego VG. Su rostro mostraba una gran confianza en sí mismo y ningún rastro de arrepentimiento.

El detenido se declaró «no culpable» y dijo no reconocer al jurado al preguntarle si quería hacer alguna alegación. Pero aprovechó para leer algunos párrafos de su manifiesto y justificar los atentados para «salvar a Noruega y Europa Occidental de la colonización de marxistas y musulmanes». «No buscaba matar al mayor número de gente, pero sí dar la señal más fuerte contra el Partido Laborista, que está permitiendo que el país sea colonizado por el islam. El viernes pagaron el precio que debían», dijo.

OORBYT.es

>Análisis de Javier G. Gallego.

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