Ezkerraldea
Culturas lejanas, raíces comunes
La plantación de un roble reúne en Portugalete el folclore de diferentes países
Deia, , 26-07-2011Portugalete
Diferentes pero iguales. Esta es la idea que resume el mensaje transmitido durante el acto Munduko Sustraiak celebrado ayer en el parque de la Florida de Portugalete y que está enmarcado dentro de la trigésimo tercera edición del Festival Internacional de Folclore de Portugalete y del País Vasco que organiza la asociación portugaluja Elai Alai Elkartea.
El intercambio cultural, sin fronteras ni barreras, bajo una gran sintonía y hermanamiento fueron los protagonistas de un acto al que asistieron una amplia representación de los grupos participantes en el festival llegados desde lugares tan dispares como Colombia, Egipto, Indonesia, Martinica, Serbia, Togo y Udmurtia, además de los anfitriones de Elai Alai y el alcalde de la localidad, Mikel Torres, junto a otros responsables municipales.
Todos ellos llenaron de colorido el parque jarrillero y plantaron con tierra de sus respectivos países un roble, símbolo intrínseco de las raíces vascas, que será “testigo del crecimiento de este árbol cuyas raíces, ramas y hojas convivirán en un mismo ambiente intentando recrear los maravillosos momentos pasados durante esta edición del festival”, señalaron desde el Consistorio portugalujo.
Las culturas de diversas nacionalidades, a pesar de estar separadas por miles de kilómetros, compartieron ayer su nexo de unión: las raíces de la cultura. De ahí el simbolismo del acto que ofreció lo mejor del folclore tradicional de cada país y sembró un árbol cuyas raíces se asientan en la multiculturalidad.
“El simbolismo” Es bien conocido por todo el mundo que la cultura es riqueza. Las peculiaridades de cada lengua, vestimenta o danza componen el signo distintivo de cada sociedad. Por eso, el director de la asociación organizadora Elai Alai, Aitor Beitia, quiso dejar patente que este acto está por encima de las diferentes maneras de pensar. “La mezcla de culturas tradicionales no tiene fronteras y está por encima de cualquier tipo de ideología”, afirmó para destacar al mismo tiempo el factor fundamental del encuentro. “Lo más importante es el simbolismo, y ese no es más que lograr la unidad de los pueblos y su intercambio cultural”, añadió.
A pesar de que el tiempo no acompañó, el ambiente no decayó en ningún momento. Los tambores africanos animaron la jornada, mientras el intercambio de regalos dio lugar a una mayor profundización en las relaciones. Lo cierto es que la vistosidad de los trajes propios de cada país que lucieron orgullosos llamó la atención de decenas de personas que contemplaron con curiosidad a las distintas delegaciones.
El acto protocolario se llevó a cabo por parejas y ante el aplauso de los allí presentes, la tierra colombiana, egipcia, togolesa… quedó plantada para siempre junto al tronco de un roble distinto al resto pero a la vez muy igual. “Lo más importante es que ha habido una buena sintonía entre los países participantes y no ha habido ningún tipo de problema”, valoró Beitia.
Escultura de Novella A escasos metros del árbol multicultural, el alcalde de Portugalete descubrió una escultura del artista de la localidad Juanjo Novella en la cual están inscritos los nombres de los ocho grupos que han participado en el festival.
En total, en el parque de La Florida hay ya diez esculturas que reflejan cada una de las ediciones celebradas. Y es que este lugar se ha convertido desde hace tiempo en testigo y punto de unión entre las culturas de diferentes países, que traen consigo sus diversas costumbres y calman la inquietud de conocer las peculiaridades del mundo. A través de un puñado de tierra se han sembrado lazos de unión que perdurarán por mucho tiempo y que servirán de referencia cultural para Euskadi.
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