Mujeres de distintas etnias trabajan para mejorar la salud del Raval
Las Provincias, , 15-07-2011Un grupo de nueve mujeres se reúne semanalmente en el barrio del Raval de Algemesí. Hablan, intercambian opiniones y comparten experiencias. Lo que a priori podría considerarse una simple reunión de amigas tiene un valor mucho mayor ya que están trabajando para mejorar su barrio.
Mujeres árabes, españolas de etnia gitana, latinoamericanas forman parte de una iniciativa para enseñar a las personas a nadar por el río de la vida. Con esta máxima se emprendió este proyecto social, enmarcado bajo el nombre Projecte Riu, que pretende ser un referente o incluso el inicio de recuperación de algunos barrios en situación de vulnerabilidad.
El primer puerto de este río ha sido el barrio del Raval de Algemesí donde residen todas estas mujeres que desde 2010 han pasado de ser simples vecinas a convertirse en agentes de salud, un pilar básico para la mejora sanitaria de esta barriada.
Los técnicos de salud pública con la ayuda de profesionales forman a mujeres para que a través de ellas se llegue al resto de la población, en el caso del Raval unas 1.500 personas, y que puedan tener conocimientos de los servicios sanitarios a su alcance.
Pero en la práctica las agentes de salud se han convertido en un gran apoyo para amigos y conocidos que acuden a estas mujeres para resolver todo tipo de dudas y para solicitar su compañía en algunas ocasiones.
«En el caso de mujeres marroquíes tienen dificultades cuando están embarazadas porque el sistema sanitario es diferentes y allí se realizan muy pocos controles», explica Dory Aviñó, técnico de salud que trabaja en este proyecto.
El modo de trabajar de las agentes se basa en utilizar el canal más tradicional, el boca a boca. Estas mujeres aprovechan las situaciones cotidianas para proponer temas sobre salud y así conocer la opinión de el resto de personas y poder proponer soluciones. Así, la cola en la panadería o la espera para recoger a los niños del colegio son momentos en los que las agentes realizan su función. Plantean un tema de los que debaten en las reuniones con los técnicos y oyen las opiniones del resto de personas y aconsejan.
«Nos conocen porque somos sus vecinas y saben que pueden confiar en nosotras. Muchas no saben de métodos anticonceptivos y nosotras les decimos donde acudir. Aunque es muy difícil animar a la gente a que participe en los talleres que realizamos pero cada vez somos más», comenta Juani, una de las agentes.
Los temas que se tratan en estos casos son muy variados, desde nutrición, salud sexual a cuidados durante el embarazo. Cuestiones sencillas que, a pesar de los avances, siguen sin conocer muchas personas, sobre todo, en barrios marginales como el Raval.
A través de esta técnica sencilla se han conseguido muy buenos resultados en un corto espacio de tiempo. En la primera edición realizada en 2008, las 7 personas que finalizaron el proyecto consiguieron impactar en otras 74. Pero en la segunda edición que se clausuró hace unos meses, las 9 mujeres a través de su formación llegaron a 268 personas de su barrio.
«Yo he acompañado a varias mujeres árabes a sus visitas con el ginecólogo porque tienen problemas con el idioma y conmigo se sienten más seguras y tranquilas. Además, algunas piensan que hay que pagar los servicios sanitarios y desconocen los métodos ginecológicos», explica Bouchra, otra de las mujeres .
En vista del éxito del proyecto promovido por el Centro de Salud Pública de Alzira y con la ayuda del Ayuntamiento y el Departamento 11, se ha dado un paso más con Riu Violeta. Un plan que continúa formando a las agentes de salud en otros temas de actualidad como la prevención de malos tratos y la igualdad entre géneros. En este caso las mujeres realizan entrevistas entre la gente del barrio para conocer que opinan de la violencia o talleres para contar con la participación de los miembros del barrio y que los mensajes que quieren difundir tengan más calado.
Pero el Projecte Riu no sólo está consiguiendo mejorar la salud delas personas del barrio y frenar la violencia de género, si no también ahonda en un tema mucho más importante y que puede favorecer con el tiempo la reducción de conflictos en el Raval, como es fomentar el respeto entre las diferentes culturas que conviven en esta zona de Algemesí.
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