El delegado del Gobierno reconoció ayer que se han reforzado las medidas de seguridad en el CETI para evitar conflictos entre los más de 650 internos que actualmente son atendidos en el centro. Antonio María Claret también confirmó que, con el fin de hacer frente a esa sobreocupación, se están acondicionando nuevos dormitorios y se ha ampliado el comedor. Al mismo tiempo, se trabaja para que esta misma semana entre cuarenta y cincuenta indocumentados abandonen Melilla reduciendo así los índices de ocupación de unas instalaciones construidas para dar cabida a 480 personas.

Claret está convencido de la necesidad de ampliar la presencia de la Guardia Civil en el CETI para evitar que, como ocurre siempre que se concentran muchas personas en un espacio reducido, puedan surgir conflictos o problemas de convivencia. También se están ampliando los dormitorios y se están instalando literas en dependencias reservadas habitualmente para otros usos con el fin de dar cabida a los internos que han ido llegando durante las últimas semanas. Claret insiste en que se está haciendo lo imposible para que un centro con capacidad para 480 personas albergue a más de 650.

Además de adaptar el CETI a las nuevas necesidades, la Delegación trabaja para que esta misma semana puedan salir de Melilla entre cuarenta y cincuenta inmigrantes. El objetivo es reducir la ocupación a poco más de medio millar para que esa saturación no afecte al servicio que se presta. Lo más positivo, a juicio del propio Claret, es que, por primera vez en muchos días, ayer no entró ninguna patera. El delegado confía en que lo que es una excepción se convierta en norma y se ponga freno a la llegada casi constante de inmigrantes.

Además de señalar que la cooperación de todas las partes implicadas es fundamental, el delegado recordó que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hacen todo lo que pueden y se emplean con ímpetu para controlar el tránsito de indocumentados. Preguntado sobre las chabolas situadas en las inmediaciones del CETI, confirmó que se está a la espera de que se completen unos trámites administrativos para actuar en la zona y proceder al desalojo «sin cometer errores».