Limpiar un cristal donde se ha hecho un pintada con ácido cuesta mil euros. A ese gasto se enfrentan siete grandes comercios radicados en la avenida del Puerto y la calle Islas Canarias, después de un grave acto de vandalismo que ya ha sido denunciado en la comisaría de la Alameda.

Los empresarios, principalmente de concesionarios de coches, además de un supermercado y un restaurante, se reunieron ayer para hablar del problema común. En apenas unas horas, la madrugada de ayer, sus escaparates fueron víctimas del ácido, un producto que degrada el cristal y lo hace prácticamente irrecuperable.

«Cada cristal cuesta entre cuatro y cinco mil euros», indicó uno de los empresarios, firmante con otros dos de la denuncia presentada en la comisaría de la Policía Nacional. El problema de las pintadas no es nuevo, aunque sí el asunto del ácido, que también se ha extendido a otras calles.

Las aseguradoras no cubren estos daños. «El vandalismo queda fuera de las pólizas, al no ser catalogado como accidente», indicó la misma persona. Por esa razón, son los empresarios quienes deben hacerse cargo de las reparaciones.

Sobre las pintadas, se da la circunstancia además de que la mayoría tienen un tinte racista o xenófobo y son de gran tamaño, por lo que perjudican la imagen del establecimiento. «Inmigrante maleante» es una de las más suaves.

Los comerciantes se dirigieron luego a la Policía Local, para pedir un incremento de las patrullas. La mayor parte de los locales carece de cámaras de vigilancia en el exterior, lo que facilita a los gamberros que hagan las pintadas.

En varias pintadas aparece el nombre de un partido político, aunque la denuncia queda abierta a la investigación policial, al igual que la cuantía de los daños.

La avenida del Puerto, entre la calle Río Escalona y la avenida Padre Tomás Montañana, concentra un gran número de concesionarios de automóviles. Algunos de los escaparates han quedado «inutilizados» por el gran tamaño de las pintadas hechas con ácido.

A diferencia del espray normal, que se limpia con un coste de unos cuatrocientos euros, el daño es mucho más grave en este caso, por lo que los comerciantes reclamaron más vigilancia policial. La coincidencia del día y de los «mensajes» hace pensar que se trate de las mismas personas, que hayan dejado su particular «recuerdo».