Migrantes recuerdan un año de la tragedia en Barcelona

El Universo, 23-06-2011

La tragedia ocurrida de Platja de Castelldefels no terminó con el entierro de las doce víctimas, siete de ellas ecuatorianas, porque el sufrimiento, un año después, no concluyó para aquellos que presenciaron el accidente y vieron desaparecer a sus seres queridos en las rieles tras el paso del tren Alaris, a las 23:23, el 23 de junio del año pasado.

El accidente solo fue el principio, porque el año no ha sido fácil para nadie, reconoce Richard Olivo, ecuatoriano oriundo de Balzar que en esa tragedia perdió a su cuñada Rosa María Vilar, una joven de 19 años que se aprestaba a entrar a la Universidad de Barcelona para estudiar Magisterio. Su hija Lisette Olivo Cervantes se salvó de milagro y también su pierna, la que estuvieron muy cerca de amputarle.

“Mi hija sigue con tratamiento psicológico, pero por suerte, es joven y podrá rehacerse”, dice Olivo. “Para los mayores las cosas son más duras, pero la vida tiene que seguir”, añade.

Xavier, hermano de Fernando Chamorro Pinchao, otro de los fallecidos en el accidente, retornó a Ecuador hace unos tres meses. Allegados a su familia y al caso explican que aún no ha superado las secuelas del atropellamiento.

Xavier y Fernando llevaban seis meses en España, tras diez años de separación con su madre que había emigrado previamente a España en el 2000.

Aquella noche, en compañía de varios primos y amigos, fueron a la playa de Castelldefels para celebrar la fiesta de San Juan y cruzaron las vías. Tras el paso del tren, Xavier no volvió a ver a su hermano Fernando.

El migrante y su madre dejaron el departamento situado en el barrio de Trinitat Vella porque les recordaba a Fernando, el joven de 23 años que estudiaba catalán y soñaba con trabajar de informático. Sin embargo, ni el cambio de vivienda ayudó a sobrellevar la situación.

Libry Ahumada, una de las abogadas que impulsan el caso planteado por los familiares de las víctimas contra Renfe (Compañía de Ferrocarriles de España), y Adif (Administrador de las Infraestructuras Ferroviarias), asegura que muchos familiares no se han recuperado del trauma que supuso el accidente. “Hay quienes no pueden escuchar ni el ruido de un tren, porque no han recibido la asistencia psicológica apropiada, si es que la recibieron”.

Ahumada, de origen colombiano, decidió impulsar el proceso luego de que el Juzgado de Gavá archivara el 30 de julio el caso, al considerar que el accidente se produjo por la imprudencia de las víctimas.

La causa se reabrió luego de que Ahumada interpuso un recurso ante la Audiencia Provincial de Barcelona, porque no se permitió a los afectados participar activamente en la investigación. “No se tomó declaración a los más de 40 testigos que pueden certificar que aquella noche la estación Platja de Castelldefels era una ratonera”.

Tras la reapertura del caso, el 14 de julio se receptarán los testimonios de más testigos, explica la abogada, quien cuestiona la investigación realizada.

“Todos los recursos que hemos pedido nos han negado. Por ejemplo, queremos ver el alcance total de la tragedia, porque tras el atropellamiento quedaron 17 heridos. De esos, no se sabe nada”.

“Renfe y Adif siguen apuntando a las víctimas como los causantes de la tragedia. Pero si todo estaba bien aquella noche, cómo es que para este San Juan pondrán más vigilantes”.

En la tragedia fallecieron los ecuatorianos Danny Ariosto Cedeño Caina, Fernando Chamorro Pinchao, Janela Lizeth Luna Correa, Rosa María Vilar Arboleda, Claudio Javier Mejía Aguas, Jihnson Eduardo Silva García y Franklin Wladimir Chóez Troncozo.

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