El descontento social crece en China

Las protestas de inmigrantes , la corrupción y los desahucios en varias provincias ponen en entredicho la estabilidad

Diario de Navarra, rita álvarez tudela, 16-06-2011

En China se están produciendo pequeñas chispas fruto del descontento que podrían terminar en revueltas más serias o simplemente serán apagadas por las fuerzas de seguridad. Son minúsculos enfrentamientos en un país de más de 1.400 millones de habitantes, pero que tienen mucho valor significativo si se analiza la forma en la que se desarrollan y el perfil de los ciudadanos afectados. Las últimas protestas han estado protagonizadas por trabajadores inmigrantes de la provincia de Sichuan residentes en la de Guangdong, donde se concentran la mayoría de las fábricas de China.

Defienden a su compatriota Wang Lianmei, una joven de 20 años embarazada, que fue detenida por la policía, algunos aseguran que llegó a ser apaleada, por vender productos en la calle sin tener la licencia necesaria. En concreto, ha sido en la ciudad de Xintang, dedicada principalmente a la producción de pantalones vaqueros, que luego son vendidos en EEUU en su mayoría y que concentra más de 50 marcas de renombre.

Desde hace casi dos décadas comenzó a llegar a esta zona la mano de obra desde Sichuan, si bien es cierto que estaba poco cualificada, si que era muy necesitada por el rápido desarrollo de esta zona.

Con los años, estos trabajadores se han ido especializando y han conseguido que la cuenca del río de la Perla consiga el milagro económico chino tan rápidamente, si bien sus condiciones laborales no han ido a la par en el ritmo y apenas cobran 350 euros al mes los más afortunados.

Además, estos inmigrantes denuncian el resentimiento y la discriminación por parte de las autoridades locales. Tras tres días de disturbios, que incluyeron a más de mil trabajadores inmigrantes en la calle principal, los vecinos fueron ordenados este pasado fin de semana a quedar en sus casas a partir de las ocho de la tarde, un “toque de queda” que careció de anuncio oficial.

Mientras, en Mongolia Interior, en el norte del país, han tenido lugar la mayor ola de manifestaciones en los últimos 20 años, que comenzaron tras el atropello con resultado mortal de un nómada a manos de un conductor Han, la mayoría étnica de la población china. El conductor transportaba carbón, un mineral muy preciado en esta rica región autónoma, que ha pasado de ser conocida por sus verdes pastos y su actividad nómada, a ser un motor económico del país por su riqueza mineral. Unos 2.000 estudiantes salieron a la calle a defender los derechos de los mongoles ante la sede del Gobierno y finalmente las autoridades locales anunciaron que juzgarían a los mineros responsables de los atropellos. Según la portavoz del régimen chino Jiang Yu, las autoridades de Mongolia darán respuesta a las “demandas razonables del pueblo” y tomarán “las medidas pertinentes para proteger los derechos de todas las etnias”. Además, otra protesta que refleja las tensiones en China es la que tiene la muerte de Ran Jianxin como protagonista mientras era interrogado. Se trata de un funcionario de la provincia de Hubei que trató de ayudar a los ciudadanos víctimas de las expropiaciones forzadas de sus casas y de los sobornos vinculados a la tierra para construir viviendas nuevas.

El Gobierno de Lichuan confirmó que miles de personas habían protestado en los exteriores de su sede central. Las fotos de los acontecimientos tardaron pocos minutos en ser publicadas y divulgadas en las redes sociales locales, ya que el problema de los desalojos forzados y sin apenas recompensa económica, son cada vez más comunes, pero los medios oficiales apenas se hacen eco de las protestas.

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