"Nadie está exento de convertirse en un refugiado"

Canarias 7, Ángeles Reverón, 09-06-2011

La subdirectora del servicio jesuita de refugiados en Colombia, Angélica López, presenta en canarias el informe sobre la vulneración de los derechos de los niños refugiados. En el mundo hay 43 millones de desplazados.

— En el informe que presenta el Servicio Jesuita se habla de la educación como uno de los derechos que más se vulneran con los niños refugiados en Colombia y Sur Sudán. ¿Qué diferencia hay entre unos y otros?
— Actualmente hay 43,3 millones de personas refugiadas en el mundo, de las cuales más del 50% son niños y jóvenes. El informe plantea la falta de voluntad de los gobiernos para garantizarles el acceso gratuito a la educación y que vivan en las mismas condiciones de equidad que otros. En Colombia atendemos a desplazados internos que no están necesariamente concentrados, sino mimetizados en las ciudades. En Sudán, están un poco más cohesionados.

— ¿Qué se hace en un lado y en otro?
— En Sur Sudán llevamos a cabo, junto a la ONG Entreculturas, un trabajo educativo de alfabetización en Secundaria y Primaria, mientras que en Colombia realizamos programas de formación alternativos para el profesorado, para que tengan herramientas con las que educar con enfoques de vida no violentos.

— ¿Realmente los países que acogen a la población refugiada cumplen para garantizarles sus derechos?
— Es un problema de falta de voluntad de los estados para crear plazas educativas. No es verdad que exista educación gratuita. Las escuelas públicas no funcionan y a eso se une la falta de voluntad de las autoridades. Estos niños refugiados y desplazados deben ser población prioritaria entre los estados, y es lo que estamos planteando.

— Con los conflictos que se viven en Oriente Medio, siempre se piensa que es ahí donde está el mayor número de desplazados y no en Colombia. ¿Por qué es en este lugar y en Sudán?
— La atención del mundo se enfoca siempre a los lugares donde surgen nuevas crisis por desastres naturales o conflictos armados, y otros tipos de crisis pasan a un segundo plano, pero los desplazados siguen allí esperando y de eso poco se sabe. Ya no son una moda y no llaman la atención, pero siguen sufriendo las mismas carencias. El olvido mediático es un peligro.

— ¿No sería más fácil que todas las asociaciones de refugiados se aglutinasen en una sola?
— Hay una apuesta fuerte hacia ese camino.Las organizaciones hemos comenzado a organizarnos y compartir esfuerzos, desde las iglesias hasta las ONG. Hay lugares donde se puede funcionar mejor que otros por los contextos, y cada vez somos más conscientes de que hay que hacerlo de una forma más organizada para lograr más objetivos y esfuerzos.

— ¿Qué diferencia hay entre un refugiado y un desplazado?
— Los desplazados internos están obligados a huir de sus tierras por violencia o por un conflicto pero sin salir de sus países. Los refugiados también ven amenazadas sus vidas pero sus países no pueden ofrecerles seguridad y tienen que atravesar la frontera. En África todavía hay campos de refugiados en zonas desérticas, mientras que en Sudamérica se mimetizan dentro de la población.

— ¿Ha cambiado el perfil del refugiado?
— El perfil no ha cambiado mucho, sigue siendo una persona procedente del campo o zonas rurales que llegan de vivir procesos armados fuertes. Además, la mayoría siguen siendo mujeres cabezas de hogar que se desplazan con sus hijos porque a sus maridos o los han asesinado o los han reclutado para crear pánico. Y cada vez hay más personas que se han desplazado por una segunda vez por desastres naturales.

— Teniendo en cuenta la situación mundial actual, ¿está todo el mundo en peligro de poder convertirse en un refugiado?
— Se están produciendo muchos conflictos por el mundo y cada vez hay más, por lo que nadie está exento de querer buscar refugio y convertirse en refugiado. También depende de la vulnerabilidad de la zona donde vives. El ciudadano que busca refugio en Europa no es el mismo que el que lo busca en África, por la insuficiencia de servicios y los conflictos.

— ¿Cuál debería ser el papel de los países desarrollados?
— Los países más fuertes deben exigir que se cumplan con los derechos humanos de estas personas, pero es muy importante también la cooperación internacional, porque a veces se olvidan de que los países en desarrollo siguen sufriendo diferencias sociales.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)