Una decena de policías nacionales espera en la estación de autobuses de Valencia la llegada de un autobús procedente de Ciudad Real. El reloj marca las 20.15 horas del lunes. El chófer estaciona el autocar en el andén número 12. Los agentes rodean el vehículo. Un gran número de viajeros contempla con asombro el despliegue. Los policías no buscan droga. Tampoco se trata de una operación contra el crimen organizado, sino de un control de inmigración.

La mayoría de los ocupantes del autobús son extranjeros. Los agentes identifican a todos. Pronto averiguan que 14 de ellos no pagaron el billete. Subieron al autocar porque el Ayuntamiento de Tomelloso costea el viaje de regreso de estas personas a Valencia. Carecen de medios para alimentarse.

Los 14 inmigrantes senegaleses fueron engañados con la promesa de un trabajo digno y un hogar, pero cuando llegaron a los campos de Ciudad Real descubrieron que no tenían donde pasar la noche. Tras un largo día en la recolección del ajo, el conductor de la furgoneta no pasó a recogerlos. Apenas cobraron 15 euros por la dura jornada.

Los temporeros acudieron al cuartel de la Guardia Civil de Tomelloso para denunciar a los individuos que los habían explotado. Los agentes tomaron declaración a dos de las víctimas, que hablaban castellano con cierta dificultad, y luego buscaron alojamiento para el grupo.

Acogidos por Cáritas

Cáritas los acogió en sus instalaciones. «Durmieron en colchonetas una noche. Eran una veintena, y los pobres no tenían nada para comer», explica Eduardo Grande, responsable de un centro de la institución católica. «Como vinieron con la Guardia Civil no les pedimos los documentos de identidad», añade Eduardo.

Dos agentes pasaron la noche en el salón con los inmigrantes . «Se portaron bien, pero estábamos más seguros con la vigilancia policial», asevera el encargado de acogida de Cáritas de Tomelloso.

Al día siguiente, el Ayuntamiento de Tomelloso adoptó una medida urgente. La situación era insostenible para los ‘sin papeles’, ya que no tenían contrato de trabajo ni domicilio en la provincia de Ciudad Real. Por ello, el Centro Municipal de Servicios Sociales decidió pagar los gastos de comida y el viaje de los senegaleses a Valencia, donde afirmaban que residían.

El lunes por la tarde, tres guardias civiles acompañaron a 11 de los inmigrantes a la estación de autobuses de Tomelloso. Dos vestían de paisano y el tercero llevaba uniforme. Aunque uno de los agentes abonó los 218 euros que valían los billetes, el viaje fue costeado por el Ayuntamiento de Tomelloso, según informaron fuentes municipales. El conductor del autobús entregó los tiques al guardia civil de mayor graduación, que los repartió entre los senegaleses. Otros tres inmigrantes subieron al autocar con un vale emitido por el Centro Municipal de Servicios Sociales. El destino de estos pasajeros también era Valencia.

Y es que no es la primera vez que el Ayuntamiento de Tomelloso costea el viaje de indigentes a otras localidades, como Villarrobledo, con tiques que luego la empresa Alsina se encarga de cobrar.

Cuando el autobús llegó a la ciudad de Valencia, varios de los inmigrantes bajaron en las paradas del barrio de la Luz y la antigua cárcel. Así, los agentes de la Policía Nacional no pudieron comprobar en la estación la documentación de todos los viajeros. La infracción de la Ley de Extranjería conlleva la detención e internamiento en un centro durante un tiempo máximo de 60 días mientras se tramita el expediente de expulsión.