Demografía y sociología en la CAV

Euskadi, ¿tierra de promisión?

La economía vasca atrae a habitantes de otras regiones más castigadas por la crisis El gran nicho laboral para los inmigrantes en Euskadi son los trabajos domésticos y los cuidados personales

Diario de noticias de Gipuzkoa, J. Fernández -, 06-06-2011

Donostia. Euskadi está de moda; y no sólo porque la afluencia de visitantes crezca de forma continuada. De hecho, hay otro factor que cada año hipnotiza a un mayor número de personas de otras latitudes y les lleva a asentarse en alguno de los tres Territorios Históricos: el trabajo, o la simple posibilidad de encontrarlo, se ha convertido en los últimos tiempos de crisis en reclamo y en razón principal de los flujos migratorios producidos en Euskadi.

Así lo estiman desde el Observatorio Vasco de la Inmigración, Ikuspegi, cuyos responsables vaticinaban en uno de sus últimos informes que en lo relativo a este fenómeno “no se ha llegado al punto de saturación que se percibe en otras comunidades”. Este hecho, apoyado por los datos y la comparativa de estadísticas de las dos últimas décadas, les lleva a concluir que “en los próximos años va a seguir llegando población extranjera en mayor o menor medida”. Y es que, aunque la cadencia de este tipo de movimientos es una incógnita, los expertos presienten que ese particular tirón laboral será una excepción y no se apagará en los años próximos.

La Dirección de Economía y Planificación del Gobierno Vasco mantiene, tal y como consta en el informe coyuntural del mes de mayo, que Euskadi “vuelve a ser un foco de atracción para los habitantes de otras regiones, de manera que este año está siendo el tercero consecutivo en el que son más las entradas de inmigrantes de otras Comunidades Autónomas, sean estos españoles o extranjeros, que las salidas de residentes de Euskadi hacia otras regiones”.

En concreto, y a falta de hacer oficiales los datos, en el primer trimestre del presente ejercicio la diferencia entre llegadas y salidas era positiva en 1.458 individuos. La causa fundamental para entender el comportamiento más reciente de los flujos migratorios en tierras vascas habría que buscarla en el paro o, mejor dicho, en el empleo. Y es que, tal y como apuntan, esta forma de proceder de estas personas “puede estar relacionado con el diferencial de la tasa de paro” que tiene la Comunidad Autónoma Vasca con respecto a otras zonas del Estado.

Bonanza, no ‘boom’ Esa bonanza vasca queda aún lejos del boom registrado en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, tal y como confirma en declaraciones a este periódico Gorka Moreno, coordinador general de Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración. “No tiene nada que ver con lo que ocurrió en aquella época”, relata. Precisamente, el último repaso a la pirámide demográfica de la geografía vasca confeccionado por este organismo (La década prodigiosa de los flujos migratorio) confirma ese efecto llamada sobre gentes de otros territorios que está protagonizando la economía de la CAV, menos debilitada que la de otras zonas cercanas como, por ejemplo, La Rioja.

“En nuestro caso describe Moreno el gran nicho laboral para el colectivo inmigrante son los trabajos domésticos y los cuidados personales, y estos sectores parecen no estar tan ligados como otros a los efectos de la crisis”. Y, en vista de la evolución demográfica de la población vasca (una de las más envejecidas del continente europeo), este experto vaticina que la tendencia se mantendrá en los próximos años. No en vano, la pirámide vasca presenta un acusado y continuo descenso de habitantes entre las edades más jóvenes, a la vez que se da un incremento del número de mayores.

Entre los años 1981 y 2008 la población de 65 y más años duplicó su representación, pasando del 9% al 19%. O, lo que es lo mismo, uno de cada cinco habitantes de la Comunidad Autónoma Vasca tiene esa edad; más de 410.000 del total censado a 31 de diciembre de 2008: 2.162.944 personas.

La lectura entre líneas de esta transformación poblacional invita a los estudiosos del tema a declarar que habrá un aumento de necesidades en materia de dependencia y cuidados sanitarios, por lo que el mencionado nicho laboral de los cuidados asistenciales seguirá teniendo relevancia y será uno de los grandes ejes que vertebren el fenómeno migratorio en la CAV, pero también en el entorno más cercano a los territorios vascos.

Y es que la insondable y acentuada depresión que asomó durante el año 2008 hasta cuajar con fuerza en multitud de economías domésticas representó un auténtico cambio en el comportamiento de la población extranjera. Así, mientras unos, la mayoría, regresan a sus países de origen (con o sin nacionalidad española), otros muchos fijan su destino en la geografía vasca, con un menor grado de dependencia de sectores como el de la construcción, uno de los más azotados por la crisis para las personas extranjeras.

Álava, receptora Así las cosas, por Territorios Históricos, y durante el primer trimestre de este año, la llegada de población de otras comunidades se ha concentrado en Álava (843 personas), mientras que en Bizkaia y Gipuzkoa esta entrada ha sido “sensiblemente inferior”, 330 y 286, respectivamente, detallan desde la Dirección de Planificación del Ejecutivo vasco. “Aumenta el número de extranjeros que abandona Euskadi pero, sin embargo, cada vez son más los habitantes de otras comunidades que vienen a vivir a Euskadi”, resumen los técnicos de este organismo.

En términos similares se expresa Moreno, máximo responsable del Observatorio Vasco de Inmigración, cuando sostiene con datos censales en la mano, que “la Comunidad Autónoma Vasca es la segunda que más crece con respecto a población extranjera”, fundamentalmente debido a esa oportunidad de acceder a ocupaciones de corte doméstico y asistencial. “Necesitamos mano de obra. Es importante. Pero no tanta”, concluye en sus palabras a este diario, al tiempo que insinúa que “Euskadi no es atractivo para el colectivo inmigrante” por la falta de puestos de trabajo en la construcción, la agricultura o el sector del turismo".

Sin embargo, tanto la inmigración como la emigración parecen tener un largo recorrido. Al menos, insisten los expertos, a medio plazo es más que probable que se mantenga el escenario actual en estos flujos migratorios, caracterizados por trabajadores no nativos que llegan a Euskadi, no desde sus países de origen sino desde otras zonas de la península. “Son movimientos de tipo coyuntural que responden a la crisis y, en tres o cuatro años, volveremos a una situación normal”, dice Moreno. En esa tesitura se mueven las previsiones a largo plazo (año 2020) que efectúan desde el Consejo Económico y Social vasco.

Hasta 2020, ligera subida En un documento que trata de desglosar los principales hitos demográficos que marcarán la evolución de la pirámide poblacional de la Comunidad Autónoma Vasca revelan que “las proyecciones del Instituto Vasco de Estadísticas-Eustat prevén un saldo migratorio siempre positivo hasta 2020, aunque de una magnitud progresivamente menor: desde los 16.000 netos de 2008 a poco más de 4.000 en ese 2020”, asegura el autor de este informe del CES, Pedro Reques, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Cantabria.

En esta evolución descendente, el factor y la pieza clave será la reducción prevista en el flujo de entradas a la Comunidad Autónoma Vasca, sobre todo de las procedentes del extranjero, mientras que la cifra de emigrantes se reducirá también pero en menor medida. Así, y según las estimaciones y evaluaciones que elaboran estos especialistas, los casi 40.000 inmigrantes computados en el año 2008 “se reducirán a poco más de 26.000 en el año 2020”.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)