La víctima del intento de violación y secuestro, el sábado en un hotel de Nueva York, no sabía quién era Dominique Strauss-Kahn, su presunto agresor, según declaró ayer el hermano de la mujer a la agencia France Presse. De ahí que, en su opinión, hablar de un complot contra el jefe del Fondo Monetario Internacional carezca de sentido. El hermano, que tiene un restaurante en el barrio de Harlem, explicó que la víctima lo llamó después de los hechos y que, entre sollozos, le dijo que acababa de suceder “algo muy grave”. La mujer, de origen africano y madre de una adolescente, habla francés, es musulmana y lleva el cabello cubierto con un hiyab, según el hermano. Su identidad se ha mantenido oculta. “Desde que sucedió, no ha podido regresar a su casa. No ha podido volver a trabajar, y no tiene ni idea de cuál será su futuro”, dijo a la cadena CNN su abogado, Jeff Shapiro. “Es una mujer muy trabajadora, una madre soltera que educa sola a su hija de 15 años. Viven juntas”, añadió el abogado, que dijo que su clienta sufre “un trauma enorme”. En declaraciones citadas por el tabloide New York Post,uno de los abogados de Strauss-Kahn, Benjamin Brafman, dio a entender que la relación había sido consentida.