Cerca de un millar de personas, sobre un aforo previsto de 1.500, ocuparon ayer el nuevo campamento unificado instalado en la diputación lorquina de La Rorrecilla, a unos ocho kilómetros del casco urbano y que sustituye a los tres provisionales abiertos en la ciudad para asistir a los damnificados por los terremotos. La mayoría de los acogidos son inmigrantes.
El traslado, que a las once y media de la mañana, se desarrolló sin incidentes. Los ciudadanos con derecho a ocupar esta nueva instalación hicieron cola en la zona de registro, que controla la Unidad Militar de Emergencias para certificar la identidad de los damnificados y su residencia en Lorca. En esos controles, las autoridades detectaron la presencia de numerosos inmigrantes que han acudido en los últimos días desde otras localidades, no afectadas por el seísmo. En esos casos, se les facilita alimento y transporte para un plazo de dos días. También hay vecinos de Lorca que, a pesar de que sus viviendas han sido declaradas habitables, no se atreven a volver a su casa. En todo caso, el Ayuntamiento de Lorca ha comprobado que las miles de familias desplazadas a otros municipios tras los terremotos han comenzado a regresar a la ciudad, a la vez que se multiplica el número de edificios marcados con el código verde: el 75% de las casas. El regreso se está produciendo de forma escalonada a medida que avanzan las inspecciones técnicas.