Cerca de un millar de personas, sobre un aforo previsto de 1.500, ocuparon ayer el nuevo campamento unificado instalado en la ciudad deportiva de La Rorrecilla, a unos ocho kilómetros del casco urbano de Lorca y que sustituye a los tres provisionales abiertos en la ciudad para asistir a los damnificados por el terremoto. La mayoría de los acogidos son inmigrantes. Hay una razón. Y es que los vecinos ‘autóctonos’ se han desplazado a sus casas de veraneo o a la de familiares en otros municipios.

El traslado de campamento se desarrolló sin incidentes, aunque con quejas de algunos evacuados por la lejanía de la ciudad y la instalación de algunas tiendas sobre arena. Los residentes con derecho a ocupar esta nueva instalación hicieron cola en la zona de registro, que controla la Unidad Militar de Emergencias para certificar la identidad de los damnificados y su residencia en Lorca. En esos controles, las autoridades detectaron la presencia de numerosos inmigrantes que han acudido en los últimos días desde otras localidades. En esos casos, se les facilita alimento y transporte para un plazo de dos días. También hay vecinos de Lorca que, aunque sus viviendas han sido declaradas habitables, no se atreven a volver a ellas.

En todo caso, el Ayuntamiento ha comprobado que las miles de familias desplazadas a otros municipios han comenzado a regresar a la ciudad ya que tres de cada cuatro edificios son habitables.