Tras el terremoto, muchos lorquinos han abandonado la ciudad y se han refugiado en casas de familiares o en segundas residencias. Pero en Lorca queda mucha gente que no tiene un lugar al que ir. Son la mayoría de los 13.000 inmigrantes (ecuatorianos, marroquíes, bolivianos, rumanos…) que viven en la ciudad. No tienen dónde alojarse, por lo que constituyen ya el 80% de los que siguen en los campamentos. Cargados con mantas, maletas y otros enseres, con sus bebés, en grupo y en solitario, subsaharianos, magrebíes y latinoamericanos eran ayer una de las imágenes de la tragedia.