Dinamarca ha anunciado que en el plazo de dos o tres semanas reintroducirá los controles fronterizos intraeuropeos, lo que supone un importante revés para uno de los principales logros ciudadanos de la Unión Europea (UE): la libre circulación de las personas de un país a otro sin controles de identificación y sin colas kilométricas en las fronteras.

El Gobierno danés ha precisado que la medida se adoptará “dentro de los límites del Tratado de Schengen” sobre libre circulación de personas en el interior de la UE y que el despliegue permanente de agentes aduaneros no adoptará el formato de los antiguos controles fronterizos, pero sí que implicará un control e inspección aleatoria de vehículos y de personas. El Tratato de Schengen permite la reintroducción temporal por parte de un estado del control de fronteras en caso de amenazas para la seguridad o el orden público.
Éxito de la extrema derecha

La decisión adoptada por el Parlamento danés ha sido promovida por el Partido del Pueblo Danés, de extrema derecha y del que depende la coalición conservadora-liberal para mantenerse en el Gobierno. Pia Kjaersgaard, líder del Partido del Pueblo Danés, ha defendido la iniciativa como esencial para luchar contra la inmigración ilegal y el crimen organizado. El ministro de Finanzas danés, Claus Hjort Frederiksen, también ha justificado la medida para combatir “el fuerte crecimiento” del crimen transfronterizo que se ha producido en los últimos años.

Los nuevos controles fronterizos daneses se instalarán en la frontera con Alemania, en los puertos y aeropuertos y en el puente gigante que une Dinamarca con Suecia. “Vamos a construir nuevas instalaciones en la frontera germano-danesa, con nuevos equipos electrónicos y de identificación de las placas de matriculación de los vehículos”, ha explicado el ministro danés. La Comisión Europea se ha limitado hasta ahora a indicar que estaba estudiando en detalle la decisión danesa.

El anuncio se produce precisamente la víspera del Consejo de Ministros extraordinario de Justicia e Interior de los Veintisiete, convocado para estudiar una propuesta de la Comisión Europa de facilitar la reintroducción temporal de controles fronterizos en el interior de la UE en el caso de crisis migratorias. La propuesta de reforma del Tratado de Schengen ha sido formulada a toda velocidad por el Ejecutivo comunitario, tras las exigencias de París y Roma a causa de la llegada de 25.000 inmigrantes irregulares tunecinos a Italia, que posteriormente el Gobierno italiano exportó al resto de la UE mediante la concesión de unos controvertidos permisos de residencia para los que no reunían las condiciones.