El PP arriesga con la inmigración

El Correo, ALBERTO AYALA, 12-05-2011

La campaña electoral camina ya hacia su ecuador y los partidos mantienen el debate sobre Bildu en el primer plano de la actualidad. Unos, persuadidos de que mejora sus expectativas de voto de cara al día 22; otros, simplemente, porque no saben o no pueden bajarse de un autobús en el que viajan evidentemente incómodos.

El PP había planificado para Rajoy una campaña centrada en la economía y la crisis, a modo de antesala de las próximas generales que espera le conduzcan a la Moncloa. Pero, tras la legalización de la coalición que integra a la izquierda abertzale tradicional, el guión ha cambiado de raíz. Los populares han decidido salvaguardar al líder de la refriega y lanzar a los segundos espadas a la batalla persuadidos del rechazo mayoritario que ha suscitado en la opinión pública española – que no en la vasca – la decisión del Constitucional.

Todos los esfuerzos desplegados por el Gobierno, con Rubalcaba al frente – que hubiera preferido que Bildu no recibiera el plácet general del Alto Tribunal para empujar al mundo radical a dar nuevos pasos y más rápido – , apenas han servido para aminorar el impacto de la ola. En especial tras la pancarta exhibida el martes por un histórico etarra a la salida de la cárcel de Herrera en la que pedía el voto para la coalición.

Fue la gota que colmaba el vaso para gran parte de la opinión publicada en Madrid. Un gesto que, en Euskadi, casi nadie ha considerado casual y que medios nacionalistas tienden a considerar que, además de la evidente provocación que fue, puede intentar encerrar un mensaje al colectivo de presos.

Con semejante marejada, las líneas argumentales diseñadas a priori por los estrategas de los partidos para el arranque de la campaña se han ido al traste. A saber, la corrupción, la batalla por la sucesión de Zapatero en las filas socialistas – el aparato de Ferraz redobla sus esfuerzos para conseguir que Rubalcaba sea proclamado como aspirante sin tener que enfrentarse en unas primarias a Chacón o a otro aspirante de última hora, algo no descartable aún – o la capacidad de gestión de cada formación.

La novedad

En Euskadi, sólo los populares vascos han logrado introducir una cuestión en el monotema. Un asunto tan arriesgado como novedoso: la inmigración.

El País Vasco no es Cataluña. Allí hace ya tiempo que un partido de corte claramente xenófobo como Plataforma per Cataluña, liderada por el ultraderechista Josep Anglada, se ha hecho un hueco y ha empezado a condicionar el debate político. Sin ir más lejos, esta misma semana, el aspirante popular a la Alcaldía de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, anunciaba que promoverá la prohibición del burka en espacios públicos y que nunca votará en favor de ceder terrenos públicos para la construcción de nuevas mezquitas en la Ciudad Condal.

En plena crisis, cuando ha empezado el recorte del Estado del bienestar y se vaticinan otros más, cuando una parte importante de la población ve en riesgo su nivel de vida y su futuro, los populares vascos han puesto sobre la mesa una receta controvertida. Se trata de incrementar de seis meses a cinco años el tiempo de empadronamiento exigido para poder cobrar ayudas sociales. Pretenden, argumentan, ayudar «a los de aquí» y «evitar la llegada masiva de gente de fuera atraída por nuestro sistema de protección». Un mensaje que en medios socialistas se admite puede tener una acogida favorable en parte de su electorado y, por tanto, perjudicarles.

Pero, los alcaldables populares de Bilbao y Vitoria han dado un paso más, siempre a la caza de votos. Ambos han unido su voz a la de aquellos vecinos que se oponen a la apertura de nuevas mezquitas en ambas ciudades. Y en el caso del candidato vitoriano ha llegado el desliz y la matización.

Javier Maroto prometió que, si llega a la Alcaldía de Vitoria, rescindirá la licencia de obras concedida por el gobierno municipal socialista de Patxi Lazcoz para que se haga una mezquita en el barrio de Zaramaga. La reacción del PSE, que tildó la medida de «ilegal» y «xenófoba», ha obligado al aspirante popular a reposicionarse. Ahora, dice, estudiará a fondo el tema.

¿Será el punto final, por ahora, a este arriesgado ensayo con la inmigración para captar votos?

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