Sobrevivientes confirmaron que el pasado fin de semana un barco que transportaba de 500 a 600 personas naufragó frente a las costas libias, debido al exceso de peso, indicó ayer el portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Jean – Philippe Chauzy.

“Algunos náufragos lograron llegar a la costa a nado. Testigos dijeron haber visto cadáveres en las playas”, indicó Chauzy, sin dar número de muertos.

Equipos de salvamento recuperaron ayer los cadáveres de tres hombres de unos 25 años, encontrados bajo el barco, pero la mayoría de las 500 personas de África subsahariana y Asia que trabajaban en Libia, incluidos 24 embarazadas y niños, fueron rescatados sanos y salvos por autoridades italianas.

El barco encalló cuando estaba cerca de un puerto italiano, provocando pánico entre los pasajeros, muchos se arrojaron al mar donde fueron rescatados por los guardacostas.

La televisión mostró escenas dramáticas de refugiados agarrados a cuerdas para tirar el oxidado barco pesquero hasta la orilla y algunos hombres que nadaban para ayudarlos.

Una somalí dijo conmocionada que perdió a su hijo en el naufragio y que ella se salvó nadando hasta tierra firme.

Miles de inmigrantes tunecinos, que buscan trabajo en Europa, y refugiados que huyen de la guerra en Libia, han llegado en los últimos meses a la pequeña isla de Lampedusa, a medio camino entre Sicilia y Túnez.

Mientras, Francia desmintió ayer que su portaaviones Charles de Gaulle negara auxilio en el Mediterráneo a un barco averiado, en cuyo naufragio murieron 61 inmigrantes libios.

El portavoz del Estado Mayor del Ejército, coronel Thierry Burkhard, informó que el Charles de Gaulle “no se encontraba en la zona” del Mediterráneo, donde tuvo lugar el naufragio.

Burkhard desmintió rotundamente la afirmación del diario británico The Guardian de que debido a que el portaaviones no socorrió a los sobrevivientes, estos siguieron a la espera y solo sobrevivieron 11 de los 72 inmigrantes del barco que intentaba llegar a la isla de Lampedusa.