EL MUNDO EN CLAVE
Naufragio en el Día de Europa
El Mundo, , 10-05-2011Triste espectáculo en el Día de Europa. Más de medio centenar de personas mueren de hambre y de sed a las puertas del Viejo Continente. Dentro, izado de banderas azules para celebrar ese discurso con el que hace 61 años el francés Robert Schumann dio pie a un sueño inacabado.
La OTAN y Francia echan balones fuera. Nadie vio ni oyó a los desesperados. Ni el italiano Garibaldi (bajo mando aliado) ni el francés Charles de Gaulle (bajo mando propio). «Se veía venir», afirma un veterano europeísta que reivindica la postura de Angela Merkel. Dice que nos metimos en un avispero por culpa de Nicolas Sarkozy, al que cruelmente apodan el pequeño Obama. Ahora a ver cómo salimos. «Nadie está al mando», ni en Libia ni en Europa, «donde cada uno va a lo suyo».
¿Por qué? «Por falta de liderazgo» y «porque cada uno está demasiado preocupado con lo que pasa en su casa como para querer más problemas en Bruselas». Así hablan los políticos. Los ciudadanos responden de igual manera. ELMUNDO.es invita a Antonio López-Istúriz (PP) y a Juan Fernando López Aguilar (PSOE) a chatear con sus lectores. Muchos preguntan (a los dos) por los billetes en primera clase, por el sueldo, por el trabajo que hacen. ¿Preguntas duras? Piropos comparados con lo que quedó en la trastienda.
George Osborne, encargado de los dineros británicos, celebra el Día afirmando que Grecia ya no es su cup of tea. Al mismo tiempo, el resto de sus colegas es incapaz de mantener en secreto una reunión en Luxemburgo para discutir cosas presumiblemente horribles, como la posible salida de algún país del euro. O para decir, por fin, lo que nadie se atreve a proclamar en público: que una unión económica no puede funcionar si no lo es también política.
Me llegan elogios para el ministro alemán de Economía, Wolfgang Schäuble, que en medio de la tormenta estaría intentando salvar el barco. Ningunos para Sarkozy, al que llaman también el Ocurrente. El hombre que gritó ¡No a Schengen! por motivos exclusivamente de opinión interna.
Lady Ashton quiso poner ayer su granito de arena a la festividad. Dijo que la Unión aplica la «máxima presión en países represivos como Siria para que implemente cambios». Después de al menos 600 muertos y 8.000 detenidos y desaparecidos, la baronesa sigue esperando que Bashar Assad ponga en práctica las reformas anunciadas por Trinidad Jiménez a la vuelta de su viaje.
Pero todo es susceptible de empeorar. Como la hará previsiblemente a partir de septiembre, cuando la Unión comience a discutir las perspectivas financieras y agrícolas para los próximos siete años. España, recordemos, es ya contribuyente neto.
¿Qué hacer cuando todo va mal en Europa? Llamar al incombustible Iñigo Méndez de Vigo, condecorado (una vez más) en Moncloa por su contribución a la Constitución europea. Nuestro faro de Estrasburgo reconoce que se vive un «momento de desconcierto», pero se pregunta: «¿Qué haríamos si hoy celebraramos el Día de No-Europa?». Pues eso.
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