El buque francés y la OTAN niegan haber visto a la patera libia que iba a la deriva

El Mundo, IRENE H. VELASCO, 10-05-2011

Un total de 61 inmigrantes que trataban de alcanzar Italia en un cayuco desde Libia fallecieron en abril tras 16 días a la deriva. Antes, se cruzaron con una aeronave de la OTAN y un portaaviones francés.

El Gobierno y el principal partido de la oposición se enzarzaron ayer mismo en un debate sobre el papel de España en esta tragedia aún por confirmar. A primera hora de la tarde, el secretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, señaló que «la noticia terrible es que 61 inmigrantes han muerto en el mar, puede que ante la mirada impasible de la OTAN», y añadió: «No podemos contemplar sin alma la muerte de estas 61 personas sin pedir explicaciones a la Alianza Atlántica y al Ministerio de Defensa español».

Horas después, el portavoz de Defensa del PSOE, Jesús Cuadrado, negó cualquier implicación española y pidió una «rectificación inmediata» de las «graves e irresponsables» declaraciones de Esteban González-Pons, a quien se refirió como un «peligroso charlatán», informa Europa Press.

Un total de 61 inmigrantes que trataban de alcanzar las costas de Italia a bordo de un cayuco que partió de Libia el 25 de marzo fallecieron a mediados de abril de hambre y de sed, después de 16 días a la deriva y sin que un helicóptero militar que les avistó ni un portaaviones con el que se cruzaron dieran la voz de alarma o les ayudaran. La pregunta es sobre quién recaen esas muertes. ¿A qué país u organización internacional pertenecían el helicóptero y el portaaviones en cuestión?

La OTAN negó ayer con contundencia su implicación en el suceso y aseguró que el barco sospechoso de desoír la llamada de alerta de los africanos estuviera bajo su mando, informa María Ramírez desde Bruselas. La Alianza salía así al paso de las informaciones publicadas por The Guardian, que había identificado al barco como el portaaviones francés Charles de Gaulle asegurando que este barco se encontraba en ese momento a las órdenes de la Alianza Atlántica. Sin embargo, según la OTAN sólo había en la zona una aeronave bajo el mando aliado, la italiana Garibaldi, que navegaba en alta mar lejos del lugar donde la patera flotaba a la deriva. «Cualquier información de que un barco de la OTAN vio e ignoró una embarcación en apuros es errónea», dijo ayer Carmen Romero, portavoz de la OTAN.

También Francia rechazaba que su portaaviones Charles de Gaulle esté relacionado con el naufragio de los exiliados africanos, informa Juan Manuel Bellver desde París. Según Thierry Burkhard, portavoz del Estado Mayor francés, las acusaciones del diario británico son absolutamente infundadas. «El Charles de Gaulle no ha estado jamás a menos de 200 kilómetros de distancia de la zona marítima en la que informa The Guardian que ocurrieron estos trágicos hechos y no ha tenido contacto con ninguna embarcación de refugiados durante su misión frente a las costas libias», declaraba.

Por su parte, la Guardia Costera italiana admitía que había recibido una información indicando que había un cayuco a la deriva. «Avisamos a las autoridades de Malta de que la embarcación se dirigía a su área de rescate y lanzamos la alarma a los navíos que navegaban por la zona». Malta, mientras, niega cualquier implicación con lo ocurrido.

Moses Zerai, un sacerdote eritreo que reside en Roma desde donde dirige una ONG de ayuda a inmigrantes, no duda de que un helicóptero militar y un portaaviones vieron el cayuco a la deriva y no auxiliaron a sus ocupantes. El religioso insiste en que ésta es el testimonio de los 13 supervivientes de la tragedia.

«El 26 de marzo los inmigrantes que viajaban en ese cayuco se pusieron en contacto conmigo. Se habían quedado prácticamente sin gasolina, apenas tenían agua y comida. Eran conscientes de que no podrían alcanzar su destino… La persona que conducía la barca no sabía siquiera qué ruta debía seguir», aseguraba ayer el padre Moses en declaraciones telefónicas a EL MUNDO.

Ante esa situación dramática, el sacerdote se apresuró a llamar a la Guardia Costera italiana. «Me dijeron que no me preocupara, que habían lanzado un SOS a todas las naves en la zona… No me daban más noticias, así que el domingo 27 llamé a la base de la OTAN en Nápoles diciéndoles que había un cayuco a la deriva… Me dijeron que se pondrían en contacto con las autoridades competentes». Pero ninguna embarcación auxilió al cayuco.

Siempre según algunos supervivientes, un portaaviones pasó a unos 300 o 400 metros de donde se encontraban. «[Los supervivientes] me decían que les habían enseñado los bidones de agua vacíos, que les habían mostrado que había niños… Pero no les socorrieron», denuncia el religioso.

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