Bruselas plantea cerrar las fronteras si un país no controla la inmigración

El temor a una ola de ciudadanos norteafricanos impulsa cambios en Schengen

La Vanguardia, BEATRIZ NAVARRO, 05-05-2011

El acuerdo Schengen, uno de los logros y más poderosos símbolos de la integración europea, ha dejado de ser una conquista intocable. Presionada por Francia, que teme una avalancha migratoria a raíz de las revueltas en el norte de África,la Comisión Europea presentó ayer algunas propuestas para reformar – “mejorar”, según el término oficial-las normas que rigen la libre circulación de personas dentro de 25 países europeos.

Las ideas de Bruselas han suscitado la oposición de países como España y Grecia, además de feroces críticas desde el Parlamento Europeo. De salir adelante, podrían cambiar por completo el funcionamiento del acuerdo Schengen, hasta dejar que fuera la UE quien decidiera cerrar las fronteras con un país determinado si concluye que este “no está cumpliendo con sus obligaciones de control” de sus confines exteriores, según consta en la comunicación a los gobiernos presentada ayer por la comisaria de Interior, Cecilia Malmström.

Uno de los supuestos que se plantea es que “un punto de la frontera exterior esté sometido a una fuerte e inesperada presión debido a acontecimientos externos” (movimientos migratorios). En su tónica habitual de aprovechar cualquier crisis para reclamar nuevas competencias, Bruselas quiere asumir la gestión de futuras emergencias migratorias.

Habrá “una evaluación europea”, explicó Malmström, para determinar si es necesario adoptar medidas, algo que no prevé la legislación actual y que ningún país planteó ni siquiera en los años en que España recibió cientos de miles de inmigrantes . Esta posibilidad pone especial presión sobre países como Grecia, Italia o España que, al ingresar en Schengen, vieron cómo sus fronteras marítimas con el norte de Áfricase convertían también en los confines de todo el club.

Preservar la estabilidad del espacio Schengen, argumentó Malmström, puede precisar “la reintroducción temporal de controles fronterizos internos limitados en circunstancias muy excepcionales”. Su objetivo es “definir bien” esos supuestos. “Schengen es un logro fantástico y debemos defenderlo”, replicó la comisaria al grupo socialista europeo, que la acusa de colaborar con la derecha en su desmantelamiento.

Actualmente, los socios de Schengen pueden restablecer temporalmente los controles por motivos de seguridad u orden público, algo que casi todos han hecho alguna vez ante competiciones deportivas, manifestaciones o reuniones internacionales. En abril Francia se acogió a este supuesto para cerrar sus fronteras con Italia ante el temor a la llegada en masa de tunecinos. Malmström sugirió que la situación vivida no fue una “circunstancia extraordinaria”. Al fin y al cabo, “muy pocos” de los 650.000 ciudadanos que han salido de Libia y Túnez han llegado a Europa; entre 25.000 y 32.000 a lo sumo. “Un reto, sí” pero “no un flujo migratorio enorme”, dijo.

Las propuestas de Bruselas encajan con las demandas presentadas por Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi tras poner fin al conflicto. A Francia le interesa regular el posible cierre de fronteras y la presión a los países para que cumplan con sus obligaciones de control. Italia obtiene, como pedía, la promesa de dar más medios a la Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex) y de estudiar la creación de una guardia europea de fronteras.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)