La UE acepta suspender Schengen ante avalanchas migratorias
El Correo, , 05-05-2011La UE restringirá el derecho de libre circulación consagrado en el tratado de Schengen en «circunstancias muy excepcionales» como una avalancha de inmigrantes. Bruselas atiende de esta manera las exigencias de Francia e Italia, que la semana pasada exigieron cambios en la normativa para poder realizar controles fronterizos. Pese a su respaldo a la propuesta franco – italiana, la Comisión subrayó ayer que la cuestión migratoria debe abordarse desde una perspectiva global y no con «soluciones simplistas y populistas».
La comisaria de Interior, Cecilia Malmström, explicó las líneas maestras de los nuevos planes europeos para gestionar la inmigración. La responsable comunitaria desgranó un «catálogo de medidas» que incluye la reforma de Schengen, el espacio sin fronteras al que están adheridos 25 países. Aunque insistió en que el derecho a la libre circulación es un logro a «defender y proteger», Malmström anunció que apoyan la reintroducción de controles de pasaporte a escala nacional en caso de que los límites exteriores de la Unión sufran una «fuerte presión imprevista».
La propuesta de la Comisión deja en el aire un rosario de incógnitas que los Veintisiete deberán despejar en las próximas semanas. La primera se refiere a cómo se determinará que una oleada de inmigrantes es lo suficientemente grande como para forzar la suspensión de Schengen. La comisaria de Interior no arrojó demasiada luz sobre esta cuestión, pero sugirió que la situación actual no justificaría el restablecimiento de las fronteras interiores. Según sus datos, 650.000 personas han huido de Libia desde que empezaron los enfrentamientos, pero apenas 25.000 – la mayoría de ellos tunecinos – han llegado a Europa en los últimos meses.
Más integración
La segunda gran duda que queda por disipar es quién decidirá la reintroducción de controles fronterizos. Bajo la normativa actual, los países pueden suspender temporalmente la vigencia de Schengen por la celebración de grandes eventos como un Mundial de fútbol o por razones de orden público. En ambos casos los socios pueden actuar unilateralmente y posteriormente se lo comunican a Bruselas. Malmström abogó por aprovechar la reforma para profundizar en la integración europea y propuso que sea la UE quien autorice la restricción de la libre circulación.
Una vez presentada la propuesta comunitaria, los Veintisiete tendrán que concretar ahora los cambios en la legislación. Para ello, los ministros de Interior celebrarán la próxima semana una cumbre extraordinaria. Sobre la mesa, sin embargo, no sólo tendrán las modificaciones de Schengen. La UE también considera «urgente» que se refuercen los medios de Frontex, la agencia comunitaria de fronteras. Además, quiere que los socios sean «más solidarios» a la hora de ayudar a los países que como Italia y Malta soportan una llegada masiva de inmigrantes.
Malmström, que pertenece al Partido Liberal sueco y es una convencida europeísta, negó que la reforma suponga un golpe a Schengen, un auténtico hito en la historia de la UE sólo comparable al euro. La comisaria de Interior definió el derecho a la libre circulación como un «logro fantástico» que «no está en cuestión». En cuanto a los problemas migratorios que han forzado la revisión del tratado que derribó las fronteras en 1995, recomendó a los socios huir de las tesis «simplistas y populistas». Miembros del Comité de Libertades de la Eurocámara recordaron el lunes que Schengen es un «símbolo europeo» que «no debe debilitarse».
Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi acordaron la semana pasada reclamar a la UE la posibilidad de suspender Schengen después de un sonoro enfrentamiento entre ambos países. Francia llegó incluso a prohibir la entrada de trenes transalpinos con ciudadanos tunecinos porque Roma había regularizado la situación de miles de inmigrantes. El presidente francés explicó en una reciente entrevista que ante la actual situación en el norte de África su país debe prepararse para «formar a estudiantes y acoger a hombres de negocios, pero no a aceptar a todo el mundo».
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