Fuera de cobertura
Indios malos
Diario de noticias de Alava, , 30-04-2011CUANTO más complejo y difícil de entender se vuelve el mundo éste en el que vivimos, más tendemos a simplificarlo. Y en esta absurda autodefensa en la que caemos es recurrente adjudicar la etiqueta de bueno o malo, una de las bases de nuestro sistema de doble moral.
Por eso hemos construido una realidad virtual de dictadores buenos y malos, guerras buenas y malas o ideologías buenas y malas. Supongo que casi nadie se traga realmente este tipo de patrañas, pero quizá nos ayuden a tener la conciencia más tranquila.
Y en esta película de serie B que hemos construido en el imaginario colectivo, también hay inmigrantes buenos y malos. Aunque, casualmente, casi todos pertenecen a la segunda categoría.
Por ejemplo, están los chinos buenos y los malos. Los primeros son los inversores que pueden inyectar millones de euros para tapar nuestros agujeros financieros.
Los segundos son la familia que regenta el restaurante de la esquina. Ya se sabe. Los que no se integran, viven en un gueto y a saber qué dan de comer, que no se ven funerales de chinos.
También hay sudamericanos buenos y malos. Los primeros son los que ejercen de médicos en nuestro sistema sanitario.
Los segundos son los que bailan en el pub latino del barrio o los que juegan a balonvolea en el parque más cercano. Si es que han acabado por invadir los espacios públicos.
Y, por supuesto, están los magrebíes buenos y malos. En este caso, casi todos entran en la segunda categoría.
Son los que no se integran, los que inundan la ciudad de mezquitas, las que llevan velo o los que visten chilaba y lucen barba, los de la pinta de peligrosos islamistas.
Malísimos. Eso sí. A no ser que sean saharauis, porque entonces cuentan con toda nuestra simpatía.
Entonces son representantes de un pueblo oprimido, y hay que ser solidarios, acoger a sus niños en vacaciones, ostentar pegatinas de apoyo y ondear su bandera. Porque es muy de izquierdas y queda muy guay.
Pero es importante comprobar que sea saharaui, no nos vayamos a confundir. Porque si es marroquí, argelino o tunecino, aunque haya emigrado también por motivos políticos, sigue siendo un moro de los malos.
javiurta@gmail.com
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