Del “No queremos rumanos” que el PP de Catalunya repartió en Badalona al “Nuevos madrileños” con el que Esperanza Aguirre se acerca a los inmigrantes en Madrid, como ayer en un gran acto con inmigrantes en Alcalá de Henares, junto a Mariano Rajoy, hay un abismo. La respuesta a esa diferencia puede estar en los números. Catalunya y Madrid tienen un porcentaje de población extranjera similar: el 16,4% Madrid, el 15,7% Catalunya. De los casi seis millones de extranjeros que residen en España, el grupo más numeroso es el de rumanos (864.278), seguidos de marroquíes, británicos y ecuatorianos.

Seis millones de extranjeros que viven, trabajan, estudian en España, de los cuales 3.208.470 podrían acudir a votar el 22 de mayo, en las elecciones municipales. Pero lo harán una pequeñísima minoría. Sólo 465.661 se han registrado para hacerlo. Los que más, los británicos afincados en la costa mediterránea (101.498), seguidos de los rumanos (100.037), con una presencia más que notable en la Comunidad de Madrid, especialmente en el corredor del río Henares, que comparten Madrid y Guadalajara. De esos 100.037 rumanos que votarán el día 22, la cuarta parte vive en esta zona, 24.089 en Madrid y 2.318 en Guadalajara. Cifras nada desdeñables si se tiene en cuenta que en Madrid han pedido votar 66.518 extranjeros. En Catalunya lo han pedido 65.400, y de esos sólo 11.090 son rumanos, 8.000 de fuera de Barcelona.

¿Qué reflejan estos datos? Que en Madrid los los inmigrantes rumanos están muy integrados y en Barcelona, por lo menos en Badalona, menos, donde sólo 326 inmigrantes de esa población irán a elegir alcalde el día 22. O lo que es lo mismo, en Madrid o Guadalajara los inmigrantes, y más los rumanos, son potenciales votantes, y en Badalona, un problema.

Sus votos en Madrid o Guadalajara son importantes para los intereses de Esperanza Aguirre, y si pudieran votar en las autonómicas podrían inclinar la provincia de Guadalajara hacia el PP.

De ahí que los populares presten tanta atención a los inmigrantes, en Madrid, y Rajoy y Aguirre se fueran ayer a Alcalá de Henares a un mitin con inmigrantes, para decirles que el PP defiende una inmigración ordenada, legal, vinculada al empleo; que el control de los flujos siga siendo competencia del Estado, que se elimine la restricción geográfica de la autorización de trabajo y que a los inmigrantes temporeros se les computen sus periodos de trabajo a efectos de permanencia.

Pero los extranjeros que pueden votar no son sólo electores, también pueden ser candidatos. Y el PP lleva a los rumanos con mucho orgullo en sus listas: 69 en toda España y de ellos 52 en Madrid. Una de ellas, candidata a ser concejal de Alcalá de Henares, es Ana María Román, rumana de 32 años, que lleva 9 en España. Licenciada en Administración Pública, ha entrado en política, asegura a La Vanguardia,porque se siente “parte integrante de esta sociedad” y quiere implicarse en cómo le vaya. Va en las listas del PP, y no en las de otro partido, porque se identifica ideológicamente con los populares: “El PP cree en nosotros, no importa de dónde vengamos. En el PP puedo pensar libremente”. No le incomoda hablar de los folletos de Badalona: “Piden que los que vienen se integren, se adapten a la forma de vivir aquí”.

Es muy crítica con Zapatero: “De papeles para todos hemos pasado a maletas para todos”, y le hace responsable de que tan pocos inmigrantes se hayan apuntado para votar: “No quiere que votemos”, y denuncia que los extracomunitarios han tenido que pagar una tasa para poder votar. Le ilusiona poder ser concejal: “Es un gran honor yuna gran responsabilidad”, y deja claro que representará a todos los alcalaínos, aunque quiere dedicarse a la integración. No se siente utilizada: “Amí no se me puede manipular, por eso estoy en este partido”.