De los 5,7 millones de inmigrantes empadronados en nuestro país sólo 473.000 se han apuntado al registro de posibles votantes: apenas un 10%. La campaña de los dos grandes partidos para hacerse con un electorado absolutamente nuevo en las municipales los rumanos e iberoamericanos votan por primera vez ha resultado un fracaso. En todo caso, el PP quiso ayer dejar sentado que no está dispuesto a despreciar medio millón de papeletas en unas elecciones que ha planteado ya, sin tapujos, como una antesala de las generales.

En un acto de precampaña organizado en una de las localidades madrileñas de mayor población extranjera, Mariano Rajoy, acompañado de Esperanza Aguirre que, no en vano, tiene censados en su región a la mayoría, unos 300.000 prometió a los inmigrantes empleo.

Rajoy no se entretuvo más de lo indispensable en promesas de integración. De hecho, ni siquiera mentó el famoso contrato, que el PP exige para la equiparación de derechos y deberes con el resto de españoles. Fue directo al grano de lo que, en su opinión, importa por igual a extranjeros y nacionales. «Ayer», dijo rememorando la entrega del Premio Cervantes: «Ana María Matute decía aquí que la frase más sugerente para ella era. ‘Érase una vez’. Y para mí también: ‘Érase una vez un país de oportunidades llamado España’. Y yo os digo que ese país de oportunidades volverá a serlo y muy pronto. Y será un país con crecimiento económico, con empleo, con políticas sociales…» Y aún prometió: «Sin recortes», porque, según reprochó al Gobierno de Zapatero, «si estás todo el día recortando, no te quedará nada por recortar». «Un país», concluyó, «que defienda a la familia, y la libertad, que no se entrometa, un país respetado en el mundo y un país para vivir y para ser felices, que al final es de lo que se trata».

Antes, Aguirre abundó en el mismo argumento: «Vosotros no queréis guetos ni que os traten como a víctimas o minusválidos, sino oportunidades de trabajar, que es a lo que vinisteis a buscar y lo que muchos encontrasteis mientras gobernó el PP en España». La presidenta de Madrid sí fue explícita en el capítulo de la integración, y se mostró especialmente reivindicativa : «No puede haber costumbres ni religiones ni nada que posterguen a la mujer o le impidan tener los mismos derechos que los hombres», dijo entre aplausos.

Rajoy y Aguirre culparon al socialismo de haber vuelto a la tasa del 20% de paro de 1996 y apostaron por repetir la experiencia de Gobierno del PP ante un auditorio entusiasta y nutrido por una representación de los 410 candidatos extranjeros que el PP de Madrid ha incluido en sus listas. Ana María Román, rumana, y candidata por Alcalá de Henares, fue la telonera que llegó más lejos: «Nosotros los rumanos hemos conocido el socialismo. La profesión de Ceaucescu era zapatero. ¡Qué mala suerte tenemos los rumanos de tener dos zapateros marcando nuestro destino», dijo entre los aplausos de los suyos.