Gajes del europeísmo: el futuro de Portugal depende ahora mismo de la voluntad de un nacionalista católico finlandés: Timo Soini, líder de Verdaderos Finlandeses, que amenaza con bloquear los planes de rescate financiero con que la Unión Europea (UE) intenta reparar la maltrecha economía portuguesa.

Desde el domingo, sus exigencias no son ya simples proclamas electorales. Tras el arrollador éxito de su partido, tercero más votado en las legislativas con el 19% de los sufragios y 39 escaños, parece más que probable que esta formación anti inmigración y anti UE forme parte del nuevo Gobierno de Finlandia junto a los conservadores del presumible próximo primer ministro, Jyrki Katainen, y los socialdemócratas de Jutta Urpilainen, que abandonarían así la oposición. A menos que Soini suavice su postura, el veto finlandés a los paquetes de ayuda de la UE se convertiría por tanto en realidad, dado que necesitan ser aprobados por todos los parlamentos de la eurozona.

De momento, el líder ultranacionalista se mantiene firme. «Si entramos en el nuevo Gobierno, la línea no puede ser la misma que hasta ahora», señaló ayer en la televisión pública YLE. «Debemos renegociar con la UE. Tiene que producirse un cambio, y eso es bueno porque está claro que estos planes de rescate no están funcionando».

«La estrategia de la Unión frente a la crisis ha estado equivocada desde el principio», añadió. «Los bancos alemanes y franceses deberían haber sido forzados a recapitalizarse y se debería haber permitido que Grecia abandonase el euro. De todos modos, creo que la cosa acabará así. Todo el mundo quiere acabar con la crisis, pero la respuesta no es una política de estado federal, sino una política que preste atención a la dura realidad de la economía».

Según los analistas, las negociaciones sobre la formación del Gobierno no desembocarán necesariamente en un veto total a los planes de rescate de la UE, pero sí en la exigencia de que se endurezcan las condiciones de concesión de los paquetes de ayuda. «El nuevo Ejecutivo no puede ignorar los sentimientos antieuropeos que se desprenden de estas elecciones», indicó ayer Tuomo Martikainen, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Helsinki.

Tanto el conservador Katainen, máximo favorito para ocupar el cargo de primer ministro, como Urpilainen, líder de los socialdemócratas, se han declarado favorables en las últimas semanas a un plan de austeridad más estricto para Portugal, lo cual les acerca a la postura de Soini. Un acuerdo entre estos tres actores podría traducirse en fuertes presiones de Finlandia sobre la UE para que someta a los portugueses a un severo tratamiento de choque, una especie de penitencia que iría mucho más allá de las medidas que el Parlamento luso ha aprobado hasta ahora.

El líder de Verdaderos Finlandeses declaró tras el éxito del domingo que las negociaciones para la formación del nuevo Ejecutivo podrían ser «complicadas», pero lo cierto es que tanto él como Katainen se han mostrado conciliadores, algo que sugiere una clara disposición a limar diferencias. Tampoco Urpilainen parece querer obstaculizar la entrada ultra en el Gobierno. «Con estos resultados, merecen un sitio», admitió».

Los medios finlandeses, entretanto, especulan con las dificultades que puede encontrar Soini para gestionar el súbito éxito de su formación, que ha pasado de cinco diputados en 2007 a 39 ahora. El líder ultranacionalista fue el político más votado en las elecciones del domingo con unos 43.000 votos personales (en Finlandia puede elegirse entre votar a un partido o votar a uno de sus representantes). Aún así, no es la única estrella en su nutrido grupo parlamentario.

El otro foco de atención en Verdaderos Finlandeses es el lingüista y bloguero Jussi Halla-aho, enemigo encarnizado del multiculturalismo que considera que los musulmanes son en general incapaces de integrarse en las sociedades occidentales. Provocador hasta la médula, Halla-aho ha escrito que, dado que Mahoma tuvo una esposa de 9 años y el Corán considera su vida ejemplar, el profeta es un pedófilo y el islam, «una religión de pedofilia».

Exabruptos de este tipo podrían plantear serios problemas en el partido y para los planes de su líder de alejarlo de toda sombra de extremismo. Soini asegura confiar en sus compañeros: «Tienen la oportunidad de su vida. Pueden desaprovecharla o desperdiciarla, pero creo que harán lo primero».