Iban en un viejo pesquero que encalló frente a la costa de la isla italiana de Pantelaria. Los 250 inmigrantes habían salido el martes de Libia y cuando estaban a punto de alcanzar tierra, la barcaza en la que viajaban chocó contra las rocas. Dos mujeres murieron ahogadas y muchos tuvieron que llegar a la playa a nado.

Otro barco procedente de Túnez, con un centenar de personas a bordo, tuvo que ser rescatado ayer cuando se estaba hundiendo a pocas millas de la isla de Lampedusa.

Desde enero, 21.000 norteafricanos, sobre todo tunecinos, y en las últimas semanas también libios, han llegado a Italia por mar, en condiciones precarias, lo que ha originado un conflicto político, ya que Italia pretende repartirlos entre varios países de la Unión Europea, sin éxito.

También crea rechazo interno: el martes, un grupo de personas lanzó un cóctel molotov contra un colegio, en Génova, habilitado como lugar de acogida de inmigrantes del norte de África. También hubo concentraciones en la ciudad para protestar por la llegada de inmigrantes.

Las condiciones meteorológicas en el canal de Sicilia han empeorado, por lo que aumenta el riesgo para las barcazas llenas de inmigrantes. Un avión italiano sobrevolará la zona para detectar la presencia de barcos con inmigrantes. Cada pasajero paga unos 300 euros por el viaje para alcanzar Europa, y llegan sobre todo a las pequeñas islas italianas de Lampedusa (a 120 kilómetros de Túnez) y Pantelaria (a 70 kilómetros de Túnez y 110 de Sicilia). Muchos son trabajadores eritreos o somalíes que residían en Libia. También en Malta ha habido un goteo de inmigrantes, un millar en las últimas semanas.