Una mujer fue multada con 150 euros por llevar el rostro cubierto con el velo islámico, y otra fue llevada a comisaría por el mismo motivo, ayer en las afueras de París, un día después de la entrada en vigor de la ley que prohíbe el uso del velo integral en los lugares públicos en Francia.

En el primer caso, una mujer de 27 años fue abordada poco después del mediodía por agentes de policía en el aparcamiento de un centro comercial en Les Mureaux (Yvelines), al oeste de París. La mujer recibió una multa que le exige el pago de 150 euros o, como alternativa, inscribirse en clases de ciudadanía en el plazo de un mes. Según la policía, que no dio detalles sobre la indumentaria de la mujer, el apercibimiento se desarrolló “sin incidentes”.

Horas antes, en la mañana de ayer, otra mujer, que vestía un velo integral, fue interpelada por la calle en el barrio de Basílica, en Saint-Denis. Al negarse a descubrirse ante los agentes, fue llevada a comisaría, donde accedió a quitarse el velo para ser identificada. La mujer, de 35 años, declaró que nadie le obligaba a llevar velo, tras lo cual se la dejó marchar sin que le fuera impuesta ninguna sanción.

La interpretación de la ley por parte de la policía francesa ha sido diversa en estos dos primeros casos, lo que viene a ilustrar el reto de aplicarla en localidades con fuerte presencia musulmana, donde puede ser vista como un rasgo de islamofobia. Aunque el Gobierno cree que no más de dos mil mujeres utilizan el velo integral en Francia, muchos de los cinco millones de musulmanes del país creen que la ley les estigmatiza.

Personalidades políticas y el sindicato de comisarios de policía estiman que la ley será “infinitamente difícil de aplicar” e “infinitamente poco aplicada”. El ministro del Interior, Claude Guéant, ha afirmado, en cambio, que “será respetada” a pesar de que su aplicación será difícil. “La policía y la gendarmería están para hacer cumplir la ley, y así lo harán”, dijo.

Algunas mujeres se pronunciaron ante la nueva legislación diciendo que la desafiarían. Así, tres mujeres fueron arrestadas el lunes frente a la catedral de Notre Dame cuando protestaban ante los medios de comunicación por la entrada en vigor de la ley, que prevé una multa de hasta 150 euros o la imposición de cursos de ciudadanía a las que la incumplan. Más severamente se castigará a quienes impongan el uso del burka, que podrán ser condenados hasta a dos años de prisión y multas de 60.000 euros.

En el caso de la mujer de Saint-Denis, la policía no la multó por ir cubierta, pero intentó saber si había sido obligada a ello. Los agentes tienen órdenes expresas del ministro del Interior de no actuar con violencia contra las mujeres que infrinjan la ley y porten velo integral.

La ley, adoptada sin apenas oposición, fue aprobada hace seis meses, pero las autoridades decidieron tener un periodo de prueba para explicársela a quienes llevan esta prenda. Francia se convierte en el primer país del mundo que prohíbe el burka, antes que Bélgica, donde el Senado aún no ha ratificado una ley similar. La decisión cuenta con la oposición de asociaciones como Amnistía Internacional o el Consejo de Europa, que consideran que supone un ataque a la libertad religiosa.