Decenas de cadáveres, entre ellos los de algunos de niños, fueron avistados ayer en aguas del Mediterráneo después de que una barcaza, con 370 inmigrantes a bordo, volcara a unas 39 millas al sur de las costas de la isla italiana de Lampedusa, cuando la Guardia Costera trataba de rescatar la embarcación. Más de medio centenar de personas, entre ellas cuarenta mujeres y varios menores, pudieron ser salvadas y llevadas a tierra firme, según informaron los medios de comunicación del país, mientras que otras 250 continúan desaparecidas.
Uno de los supervivientes explicó al diario La Repubblica que estuvieron durante tres días y dos noches en el mar. Paralelamente, los pilotos que sobrevolaron la zona del desastre confirmaron que «es difícil cuantificar» cuántos cuerpos se encuentran todavía en el agua. «Esperábamos ver alguno que alzara el brazo, pero no ha ocurrido. Entre los cadáveres hay también cuerpos de niños», manifestó uno de los tripulantes del helicóptero encargado del rescate.
La Guardia Costera transalpina explicó que la embarcación partió de Libia, aunque la gran mayoría de las personas que se encontraban a bordo provenían de Somalia y Eritrea. Los inmigrantes dieron el aviso a las autoridades italianas a través de un teléfono vía satélite, pero los fuertes vientos y el mal estado del mar dificultaron las tareas de salvamento.
El Gobierno italiano aprobará mañana conceder un permiso de residencia temporal a los 20.000 inmigrantes norteafricanos.