El campo se convierte en refugio del paro y relega a los extranjeros
El País, , 04-04-2011Durante muchos años la mano de obra extranjera ha sido fundamental para recoger las principales cosechas agrícolas. Miles de braceros dieron la espalda al campo para buscar refugio en otros sectores más productivos. Así, hasta que llegó la crisis y muchos jornaleros iniciaron el camino de vuelta a sus orígenes tras quedarse parados en la construcción o los servicios. Por eso, instituciones y sindicatos parecen haber cambiado el discurso y, donde antes se apostaba por la contratación en origen, ahora se pone el acento en primar a los parados autóctonos.
El director general de Inmigración, Markus González, admitió recientemente, durante la reunión para analizar los flujos migratorios en la campaña de la fresa en Huelva, que la intención del Gobierno es que la contratación en origen sea algo “residual”. Sobre unas previsiones de 80.000 empleos, se ha establecido un cupo de reserva para 5.000 extranjeros, aunque, eso sí, haciendo uso de él solo en caso de ser necesario.
En la misma línea gira la resolución aprobada por la Federación Agroalimentaria de UGT – A. “Exigimos que solo se permita la contratación en el exterior en el caso de que no haya demandantes de empleo autóctonos y extranjeros residentes legales, adecuados y disponibles en el mercado laboral andaluz”. Este sindicato apuesta por un plan de movilidad para los trabajadores andaluces antes de acudir a la contratación en terceros países.
Lo que ocurre, a juicio de los sindicatos, es que las condiciones de trabajo en las principales campañas agrícolas (la fresa de Huelva y los invernaderos de Almería) no hacen atractiva la movilidad de los parados agrícolas de la comunidad.
A eso hay que añadir la poca eficacia que está teniendo el GEA (Gestión de Empleo Agrario), un instrumento creado en 2008 por el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) para intentar casar las ofertas empresariales con las demandas laborales en el campo de los parados procedentes de otros sectores. En el último año, sobre un total de 12.088 temporeros inscritos, apenas se registraron 190 contratos, la mayoría en la fresa. Este portal de la Junta pone de manifiesto la preponderancia de los temporeros autóctonos, puesto que suponen más de 9.000 inscritos frente a los 2.176 extracomunitarios y algo más de 800 comunitarios. Con todo, desde la Consejería de Empleo se admite que este instrumento “no ofrece el mejor reflejo del sector agrario en Andalucía”.
Los sindicatos creen que los trabajadores andaluces están en desventaja con respecto a las condiciones que reciben los inmigrantes de cupo, ya que a estos se les paga el desplazamiento y se les da una vivienda, mientras que a los autóctonos ni siquiera se les asegura un número mínimo de jornales. “Los andaluces están dispuestos a desplazarse a otras campañas mucho más lejanas que la fresa, como la manzana en Lérida, la vendimia en Castilla – La Mancha o Francia y el espárrago en Navarra, y por eso habría que preguntarse por qué no van hasta Huelva”, apunta Pedro Marcos, secretario de la Federación Agroalimentaria de UGT – A. A modo de ejemplo, los sindicatos estiman en un 45% las diferencias salariales entre lo que percibe un jornalero en Andalucía y en la vendimia francesa.
Por eso, UGT vincula la preferencia que muchos empresarios hacen de la contratación de extranjeros con los bajos convenios colectivos. “Llevamos muchos años denunciando el abuso excesivo que han realizado los empresarios con la contratación en origen, en vez de reordenar los flujos migratorios internos en las campañas agrícolas, ocasionando esta situación un deterioro en las relaciones laborales, ya que los empresarios se aprovechan de esto para no aplicar mejoras en el convenio del campo”, se indica en la resolución de este sindicato con relación a las campañas agrícolas de Huelva y Almería, provincias donde más peso tiene la mano de obra extranjera y donde los convenios colectivos son los más bajos de la agricultura andaluza. La movilidad de los autóctonos sí se da en la campaña de la aceituna de Jaén, donde los jornales son sensiblemente superiores.
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