Para Silvio Berlusconi, presidente del Gobierno italiano, la ola de inmigrantes que está llegando desde el norte de África es un «tsunami humano» que puede adquirir «dimensiones importantes». Tras la reunión que mantuvo con los representantes de las Administraciones locales para establecer un plan de distribución de los inmigrantes por el país, aseguró que la primera solución será la de repatriar a Túnez a los indocumentados. Por ese motivo, el lunes viajará a ese país para tratar el acuerdo sobre el control de las fronteras.

Italia espera repatriar unos cien tunecinos al día a cambio de una ayuda financiera en torno a 100 millones de euros que servirán para relanzar la economía del país africano y para luchar contra la inmigración ilegal.

Por otra parte, Berlusconi se enfrenta al problema de la redistribución de los inmigrantes por todo el país. El plan presentado por su Gobierno para instalar campos de acogida transitorios no ha sido muy bien aceptado por algunas de las regiones, que alegan que estas instalaciones no son gestionables, y solo están dispuestas a aceptar refugiados, es decir, a quienes tiene derecho a solicitar el asilo, y no a clandestinos, como son la gran mayoría de los inmigrantes tunecinos que llegan a Lampedusa.

Precisamente, la intención de la mayor parte de estos es pasar a otros países, como Francia, donde muchos tienen familiares. Por esto, el Gobierno italiano estudia la posibilidad de conceder permisos de residencia temporales que les permitirían circular libremente por Europa.

Por otra parte, ayer las naves que están trasladando a los inmigrantes a otras partes de Italia no pudieron atracar en el puerto de Lampedusa a causa del mal tiempo. En cuanto al campo de acogida de Manduria, en el sur del país, ya han llegado unas 3.000 personas, aunque son muchos los que ya han escapado. Durante el día de ayer se registraron momentos de tensión dentro y fuera de las instalaciones que ya llaman Lampedusa 2.