Anna Terrón se equivocaba. El mismo día que la secretaria de Estado de Inmigración decía que esperaba pocas referencias a los inmigrantes en la campaña de las municipales del 22 de mayo porque muchos de ellos podrán votar, CiU incluía en su programa electoral una propuesta polémica: la posibilidad de financiar a los extranjeros en paro la vuelta a su país de origen.

La medida va más allá de la posibilidad de que los inmigrantes capitalicen el subsidio de desempleo para poder volver a sus países, que el Gobierno español ya aplica.

Los nacionalistas recogen en su programa electoral ciertos «requisitos» que no especifican que deberían cumplir los inmigrantes que aspirasen a que se les financiara el viaje de vuelta.

En la línea de contundencia argumentativa del secretario de Inmigración de Convergència, Àngel Colom, el programa reconoce por un lado la importancia que han tenido los recién llegados en el aumento del PIB y de los fondos de la Seguridad Social, pero por otro afirma que han provocado una «tensión evidente» en los servicios públicos.

La inmigración es, según los nacionalistas, «uno de los retos más importantes que tienen que afrontar los ayuntamientos». En el caso catalán, recuerdan, la llegada de extranjeros ha supuesto que la población crezca en un millón y medio de personas. «Buena parte de ellos y sus descendientes se quedarán para siempre en Cataluña», dicen.