La crisis no echa a los inmigrantes ni provoca incidentes xenófobos
Varios expertos desmienten tópicos sobre los efectos de la recesión en los extranjeros
El Mundo, , 01-04-2011No falla. Cada vez que se aproxima una cita con las urnas, proliferan las expresiones de animadversión hacia los llegados de fuera. Sucedió en vísperas de los comicios catalanes y «hay razones para temer que esto se repita en la campaña electoral» que se avecina, en palabras del presidente del Foro Social para los Inmigrantes, el catedrático Joaquín Arango. Pero, en contra de todos los pronósticos, no se han cumplido esos augurios que advertían de que la crisis iba a provocar todo tipo de incidentes xenófobos.
Ésta es una de las conclusiones del V Anuario de la Inmigración en España, editado por las fundaciones Ortega-Marañón y Cidob, entre otros organismos, y presentado ayer por la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Anna Terrón. El libro, que recoge las investigaciones de los más destacados expertos en la materia, desmonta varios tópicos que se han dicho en los últimos años en relación a los extranjeros y la crisis económica.
«El pronóstico casandrístico tantas veces formulado de que la crisis iba a conllevar el estallido de grandes conflictos sociales y de explosiones xenófobas en el ámbito de la inmigración ha seguido sin cumplirse en 2010», afirma el estudio, que recuerda que, en 2009, el 36% de los encuestados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia se mostraba reacio a la inmigración, un porcentaje muy similar a los que pronunciaban de la misma forma el 37% en 2007 y 2008. «La actitud de la sociedad española es enormemente constructiva. Más allá de problemas puntuales, la tónica es de tranquilidad», expresaba ayer Terrón en la presentación del anuario.
Otro estereotipo que el informe desmiente es el de que los inmigrantes han perdido sus puestos de trabajo y han regresado a sus países por la crisis. Es cierto que se ha frenado la llegada masiva de extranjeros (a principios de la década, se registraba medio millón de nuevas entradas anuales y, en 2010, sólo han venido 6.000). Pero la crisis «no está suponiendo una contracción significativa de su volumen y menos aún de la proporción que supone de la población activa». «El número de los retornados no es muy elevado», dijo Arango, codirector del trabajo. Y recordó que «la inmensa mayoría de los establecidos en España ha decidido permanecer». «Si alguien pensó que la crisis iba a reducir la importancia de la inmigración en España, no cabe duda de que se equivocó», sentencia el anuario.
También se dijo que la crisis se estaba cebando con los inmigrantes más que con los españoles. «Respondiendo a un tópico que circula, la inmigración ha salido bastante bien parada del choque ocupacional, en relación a los nativos», apunta Josep Oliver, otro de los directores del estudio. «Todo apunta a que la destrucción de empleo tenía que ser mayor y no lo ha sido», añade este catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Según el informe, «la resistencia del empleo inmigrante ha sido mayor de lo que las astronómicas tasas de paro hacen pensar». En el tercer trimestre de 2010, el empleo inmigrante totalizaba cerca de 3,2 millones de ocupados, una cifra sólo inferior en unos 240.000 puestos de trabajo a la existente justo antes de la crisis. Valeriano Gómez, que escribió para el anuario antes de ser nombrado ministro de Trabajo e Inmigración, afirma que «la crisis ha puesto de manifiesto una gran capacidad de adaptación de la población inmigrante a las necesidades derivadas de un proceso de destrucción de empleo de intensidad desconocida en nuestra historia reciente».
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