* Míster Marshall en Lampedusa - Ante su embajada * Damasco ha quedado rodeada de una miserable periferia, con más de un millón de refugiados iraquíes * El Gobierno egipcio recupera el ministro de Antigüedades de Mubarak, el polémico Zahi Hawass Berlusconi hace múltiples promesas para aliviar la crisis de los inmigrantes y resarcir a la isla de los perjuicios sufridos
Míster Marshall en Lampedusa
Riesgo alto de epidemias
La Vanguardia, , 31-03-2011Trabajadores sirios corean lemas en favor de Bashar También se ha mantenido el artículo que prohíbe los partidos políticos con base religiosa, pero los analistas no creen que ello sea impedimento para que los Hermanos Musulmanes – sobre el papel los manifestantes, el Gobierno cesó ayer a los directores de los medios de comunicación públicos, designados a dedo por Mubarak y que le defendieron a capa y espada durante la revolución.
No todas las caras del régimen desaparecen. El arqueólogo Zahi Hawass, jefe del Consejo Supremo de las Antigüedades con Mubarak, recuperó ayer su cargo de ministro de Antigüedades, del que dimitió tras la caída del régimen entre denuncias de saqueos arqueológicos aprovechando el vacío de poder. Su figura es controvertida: durante años ha sido el rostro de la egiptología en el mundo, el más ardiente defensor del regreso a Egipto del arte expoliado, pero muy criticado por su estilo Indiana Jones y afán de protagonismo, e incluso acusado de corrupción. Lampedusa Corresponsal Fue una escena digna de un nuevo Bienvenido míster Marshall,versión italiana, con un actor extraordinario: Silvio Berlusconi. El jefe del Gobierno se plantó ayer en Lampedusa – ni él ni ningún predecesor lo había hecho hasta ahora-y, delante del Ayuntamiento, lanzó una batería de promesas a los habitantes de esta apartada isla para aliviarla de la avalancha de inmigrantes y resarcirla de los perjuicios sufridos.
La intervención de il Cavaliere no tuvo desperdicio. Tampoco defraudó el colorista prólogo. Fueron teatralidad italiana elevada al cuadrado. Se nota que el primer ministro, a sus 74 años, está en su salsa en ocasiones como esta.
Hizo de telonero el alcalde de Lampedusa, el derechista Dino de Rubeis, un pintoresco gigantón de dos metros, trajeado como para una boda, y con la obligatoria banda con los colores de la bandera italiana. De Rubeis se desgañitó ante los vecinos, supervisando – o más bien censurando preventivamente-las pancartas que portaban. Quería estar seguro de que ningún texto sería ofensivo para el ilustre huésped. De Rubeis, a quien acompañaban todas las fuerzas vivas – autoridades militares, ex alcaldes y el párroco, don Stefano-insistió unay otra vez en la trascendencia histórica de la visita. Berlusconi salió al estrado luciendo su maquillado rostro y la mejor de sus sonrisas. Iba con traje y camisa azul oscura, sin corbata. Habló espontáneamente, con la sola ayuda de un sucinto papelito para no olvidarse de ninguna de sus promesas. En tono didáctico, ante medio millar de lampedusanos, les explicó que la noche anterior el Gobierno había decidido finalmente una solución radical para la crisis provocada por la llegada masiva de inmigrantes tunecinos. Seis naves – cinco civiles y una militar-se encargarán de llevar a centros de acogida del resto de Italia a las más de 6.000 personas varadas en la isla. Usó el término “plan de liberación”. Todo debe estar culminado en un máximo de 60 horas. Y en el futuro habrá siempre un barco anclado en Lampedusa A L E R T A M É D I C A Los médicos del Ministerio de Sanidad italiano y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que han visitado Lampedusa advirtieron del “riesgo alto” de epidemias si sigue el hacinamiento y las precarias condiciones higiénicas de los inmigrantes. Berlusconi visitó brevemente la “colina de la vergüenza”, un pestilente campamento improvisado, delante del puerto. para proceder al traslado inmediato de inmigrantes si siguen llegando.
Luego llegó la retahíla de regalos a Lampedusa, como si fuera la más generosa de las tómbolas: un plan inmediato para limpiarla de la basura, la inversión en infraestructuras viales y de energía, una iniciativa para mejorar la imagen turística de la isla, carburante más barato para los pescadores, moratoria fiscal y plan de “burocracia cero” para nuevos negocios y construcciones. Cuando ya parecía que la lotería había terminado, Berlusconi se sacó de la manga otros vistosos regalos para seducir a su audiencia: pedirá a la Unión Europea que Lampedusa sea declarada zona franca y solicitará que le sea concedida a la isla el premio Nobel de la Paz por su condición de frontera entre la civilización de la democracia, la libertad y el bienestar y el mundo que aún carece de ella.
El famoso prestidigitador llegado de Roma aún no había agotado sus números. Llegó el conejo final. Para mostrar que sus promesas van en serio, dijo que necesitaba hacerse lampedusano. Ayer, en internet, vio una bonita casa, en la Cala de los Franceses, y decidió comprarla. El gag fue aplaudido, aunque algunos entre el público le reclamaron otras cosas: un hospital, una nueva escuela y trabajo para los jóvenes. Berlusconi aseguró estar dispuesto a estudiar con interés cada petición.
La estrella invitada fue despedida con gritos de “¡Silvio, Silvio, Silvio!” Lampedusa siempre recordará este día.
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