saskia sassen catedrática de sociología de la universidad de columbia, escritora y experta en globalización
"Muchos inmigrantes deberían tener los mismos derechos que trabajadores de multinacionales"
Diario de Noticias, , 30-03-2011pamplona. Las grandes metrópolis concentran los sectores líderes del capital global y una parte creciente de los grupos más “vulnerables”. Son los “actores políticos informales”, claves en la denominada “ciudad global”: cien en todo el mundo, contabiliza la socióloga Saskia Sassen, incluyendo a Madrid y Barcelona.
Ciudadanía e inmigración: ¿casan?
Se habla del ciudadano como sujeto portador de derechos, pero hay que tener en cuenta que el inmigrante también es ciudadano del país de donde viene. El ciudadano es un ser portador de derechos, un ser mutante que ha existido siempre, pero el contenido, dónde se originan esos derechos y cómo se manejan, ha ido cambiando a la largo de la historia. La pregunta es hasta qué punto hoy, en una época global que comienza hace 20 años, que desestabiliza instituciones, espacios… también desestabiliza el sujeto formal de esos derechos que es el ciudadano. Uno de los casos más extremos es Estados Unidos. Cuando el gobierno privatiza las prisiones uno se convierte en prisionero como ciudadano, pero no está relacionado con el Estado. La relación del preso es con un emprendedor que gestiona esa prisión como si fuera un hotel y lo que quiere es llenar las camas… Estar en una prisión (hay siete millones en EEUU) es una situación muy dramática. Hay una distancia entre el ciudadano y el Estado que le da cada vez menos al ciudadano, y también le necesita menos. Ni para las guerras… Esta distancia se ahonda en un contexto de creciente desigualdad. Estructuralmente hablando el inmigrante y el ciudadano, especialmente el desventajado, están en una situación muy similar, pero al mismo tiempo ideológicamente a nivel político hay más odio y falta de tolerancia. Los ciudadanos pobres odian a muchos de los inmigrantes, también pobres. La inestabilidad es muy aguda. Por otro lado, yo creo que la ciudadanía hay que construirla, no consumirla. Hay un rasgo de cosmopolitismo que tiene el inmigrante. En un restaurante pueden convivir quince nacionalidades cada con su estilo propio, pero están obligados a coordinarse, a negociar.
¿Inmigrantes sin derechos, por un lado, y empresas multinacionales que se mueven con más privilegios entre diferentes países, por otro?
Todos los países miembros de la Organización Internacional del Trabajo hemos inventado un sujeto formal que es móvil: el profesional trasnacional, que tiene derechos portátiles. No los llamamos inmigrante. Tienen derechos exportables y se rigen por un sistema de comercio internacional desde 1994. Una discusión que emerge es por qué no podemos generar derechos formales portables también para el inmigrante, un ciudadano que viene de su país a otro por una situación. Y eso va a pasar más y más….
¿Qué es un profesional trasnacional y en qué derechos compite?
Son cientos de miles cada año, todos los que toman un puesto de trabajo en otro país a través de empresas que pasan por la OIC o la NAFTA. Es una manera que tienen las empresas de facilitar operaciones en otros países. Empresas y profesionales ganan derechos, y pueden pasar por todos los países. Tienen derecho de residencia, de tres años, aunque no pueden participar en la política…
¿Qué es lo que hay que cambiar?
Hay ciertos puestos de trabajo ocupados por inmigrantes y donde hay mucha demanda como el sector del cuidado y atención para personas mayores, niños y enfermos, que está creciendo en nuestros países. También las enfermeras que vienen de fuera a trabajar a Estados Unidos o Reino Unido. Personas que vienen muy explotadas en los países donde van a trabajar y que también se merecen unos derechos.
¿Qué es la ciudad global?
La ciudad global tiene dos funciones, una económica, de prestar servicios financieros complejos para una empresa, y otra es la capacidad de producción política. Las poderosas empresas financieras en Nueva York hicieron mucha de su política neoliberal en Nueva York; son empresas privadas pero pueden volverse actores políticos informales. También ocurre con los sectores minoritarios. No sólo inmigrantes o pobres nacionales, también jóvenes muy creativos, gays ricos… que pueden ejecutar su proyecto de vida y generan espacios abiertos, experimentales…
¿Qué desigualdades genera?
En Nueva York, el 1% de la población que trabajaba en 1980 recibía unos ingresos equivalentes al 12% de los recursos que generaba la ciudad, y hoy en día cobran el 55% de esos ingresos. Es una distorsión total. A ninguna ciudad le conviene porque la ciudad gana cuando tiene un gran sector de clase media y un gran sector empresarial de renta media, que son los hogares y empresas que gastan su dinero en la ciudad.
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