Son las necesidades más elementales. Comida, un techo y algo que ponerse. El año pasado 3.578 personas fueron atendidas por el programa de acceso a estas prestaciones, la base para iniciar cualquier proceso de inserción social. Lo gestiona el Servicio Municipal de Urgencias Sociales (SMUS), que tiene su sede en Mazarredo 22. En 2010 hubo 1.500 casos nuevos, junto a los ya conocidos, y casi otros tantos se dieron de baja. Eso se debe al «salto cualitativo de 2008 y 2009», cuando llamó a sus puertas mucha gente procedente de Levante e inmigrantes que trabajaban en la construcción y se quedaron en paro. «Han accedido a otras prestaciones o se han marchado», dice Ricardo Barkala.
Los comedores sociales sirven cada día 358 comidas y 208 cenas. En diciembre hubo tanta demanda que nueve personas se quedaron fuera, pero habitualmente la ocupación ronda el 83%. El índice de absentismo tampoco es desdeñable 22% y a quienes acumulan siete faltas sin justificar se les niega la entrada. El perfil del usuario es el de un hombre joven. Más del 70% son inmigrantes , sobre todo del Magreb, como en los albergues de Elejabarri y Lagun Artean. El de Hontza, en cambio, dedicado a la drogodependencia, atiende sobre todo a españoles. Las reservas y las tarjetas de comedor se tramitan en Mazarredo al igual que los vales canjeables por ropa en tiendas de segunda mano, que se renuevan cada tres meses.