Bilbao

AL contrario de lo que ocurre en otras competiciones, en la I Carrera contra el Racismo y la Xenofobia de Bilbao, lo importante no era el puesto de llegada ni siquiera el tiempo que tardaron los corredores en realizar los 7.344 metros de recorrido por el paseo de Uribitarte. Lo esencial era mostrar a todas las personas como iguales sin tener en cuenta su raza o lugar de origen. “Lo importante es el objetivo y el mensaje de igualdad, pero ha sido una carrera muy rápida y al final te picas”, afirmaba Felicísimo Solanas, tercero en cruzar la meta en la mañana de ayer. El primero fue el atleta Josu Amutio con un tiempo de 22 minutos y 40 segundos. “La carrera ha estado bonita. Aquí todos somos ganadores, porque es por una buena causa”, afirmaba.

Más de un millar de deportistas participó ayer en este encuentro organizado por el área de Igualdad, Cooperación y Ciudadanía del Ayuntamiento de Bilbao bajo el lema Yo de Bilbao… contra el racismo. La carrera dejó atrás la rivalidad entre atletas y se convirtió en un acto social y familiar que reunió a deportistas profesionales y aficionados de más de 15 países, así como a ciudadanos de todas las edades y familias al completo, mascotas incluidas. “Lo mejor es que ha venido mucha gente, muchas familias que vienen a apoyar la lucha contra el racismo y la xenofobia. Es algo que los niños tienen más asumido y que enseñan a sus padres: a ver a todos como iguales, porque la tolerancia es beneficiosa para todos”, explicaba Josune García, trabajadora social del servicio municipal de Inmigración y que participó en la carrera sobre sus patines. Lo principal era participar, por eso hubo quien se animó a luchar contra la desigualdad sobre ruedas, con sus bicis y patines, en lugar de hacerlo corriendo.

Pistoletazo de salida El recorrido comenzó junto al Palacio Euskalduna. Los primeros en salir fueron los más pequeños, alrededor de 170 txikiatletas que dieron lo mejor de sí. “Estoy muy contento por lo que representa la carrera y porque he quedado séptimo; he entrenado para ello”, aseguraba Rubén, un pequeño de nacionalidad colombiana, junto a la zona de avituallamiento. “No me he cansado mucho, la carrera ha estado bien, pero no daría otra vuelta más”, reconocía Ether de Prado, de seis años, junto a su osaba. Y es que fueron muchos los aitas y amas que corrieron junto a sus hijos para acabar con la exclusión, incluso una clase entera del colegio Trueba de Bilbao se inscribió en la carrera. “Un profesor del centro puso murales por el cole y nos hemos animado a participar. Ha sido una carrera dura, pero ha estado muy bien, lo importante es el mensaje”, indicaba Ana Fernández, junto a las pequeñas Iraide e Ibone Domingo.

La de ayer fue una cita inmejorable que se aderezó con el buen ambiente de los participantes y la multiculturalidad. Prueba de ello fue Carlos David García, concejal del Partido Popular del Ayuntamiento de Bilbao, que también participó en la carrera y que, tras la primera vuelta, cruzó la meta junto al barakaldosenegales Ababakar, al que conoció durante el recorrido. “Como somos de Bilbao nos hemos retirado antes porque no queríamos quedar primero y segundo”, bromeaban. “Ha sido una carrera dura pero bonita. Estoy muy satisfecho”, decía Ababakar. A lo que respondía el edil: “Cuesta venir un domingo a sudar la camiseta, pero el Ayuntamiento ha apoyado esta carrera y lo importante es que estemos todos aquí apoyando el lema de la carrera y tratando de erradicar la xenofobia”.

La I Carrera contra el Racismo y la Xenofobia de Bilbao fue toda una fiesta. El encuentro estuvo acompañado por la música de la txalaparta y el ritmo de los timbales de un grupo de batukada. Los participantes lucieron sus camisetas con el eslogan y el logotipo de la carrera, y los más pequeños pudieron divertirse también imprimiendo su huella dactilar y sellando su nombre en el taller de chapas personalizadas instalado junto a la zona de avituallamiento. Además hubo un sorteo con más de 100 premiados.